Son noticias escalofriantes: en Europa y Norte América en los últimos años han debido cerrarse cientos de templos y conventos católicos.
A fines de 2014, la Arquidiócesis de Nueva York anunció que, «para hacer frente a la pérdida de feligreses y bajo número de ordenaciones sacerdotales», de las 368 parroquias de dicha jurisdicción eclesiástica, más de un centenar de éstas serían fusionadas en 55 parroquias, y que 31 templos dejarían de celebrar misas o sacramentos de manera regular, los que «sólo serían utilizados para eventos especiales».
Desde hace décadas el secularismo creciente en Europa, ha provocado que muchos templos cierren por falta de fieles. En Holanda 900 han debido ser cerrados, de los que 300 han sido demolidos, «otros 300 ocupados por nuevas formas de fe y los restantes convertidos en apartamentos, bares, restaurantes, oficinas, e incluso clubes nocturnos, debido a que el número de fieles disminuyó con fuerza y rapidez». Ya a mediados de los 1990, en la diócesis holandesa de Breda que contaba con 168 iglesias, al menos la mitad fueron cerradas por la aridez de fieles.
Alemania es otro patético ejemplo. En los últimos años han debido deshacerse de 400 templos, y según Mathhias Kopp portavoz de los obispos alemanes «en los próximos 10 años se calcula que unas 700 iglesias dejaran de ser utilizadas para celebrar la liturgia». Antiguos lugares de culto cristiano fueron convertidos en mezquitas.
Al oírlo, queda el alma helada. Hubo tiempos en que la fe dedicaba gran parte de su dinero de cristianos a elevar a Dios preciosos templos. El hecho de que haya que cerrar la mayor parte de éstos, y una vez vendidos, dedicarlos a teatros o a museos, o a destinos carramplones, revela que no existe la fe activa de los antepasados en los actuales europeos, más preocupados de los bienes terrenales que de los sobrenaturales y eternos.
Recordemos que un caso de grave resistencia a muchas verdades y normas de la Iglesia se produjo, en el Concilio Pastoral Holandés (1966-1969), sínodo que tuvo la característica de una gran asamblea representativa de «todos los estamentos eclesiales», y en presencia de los obispos holandeses. Con una mayoría del noventa por ciento, esta asamblea votó a favor de la abolición del celibato de los presbíteros, de la ordenación de mujeres al sacerdocio, de la participación deliberativa de los obispos en los decretos pontificios, y de los laicos en los de los obispos.
«Lo que ocurrió a partir de más o menos 1960 en la Iglesia holandesa se puede denominar con todo derecho un proceso de desintegración» (La crisis de la Iglesia Católica en los Países Bajos en la segunda mitad del siglo xx, Enrique Alonso de Velasco Esteban).
¿Acaso la «adaptación a los tiempos», después del llamado «cisma holandés», no debía haber situado mejor el futuro de la Iglesia ahí?
El proceso de descristianización en Europa se acelera cada vez más. Por ejemplo el 80% de los ingleses ya no tienen relación alguna con el Cristianismo, y aunque no se declaren ateos, la fe les es totalmente ajena. La situación espiritual de Europa hoy, es comparable con el fin del Imperio Romano.
El liberalismo moral se ha transformado en amoralidad e inmoralidad. El interés y el éxito deciden sobre el bien y el mal y el más fuerte, sobre la verdad y la justicia. La fe se ha convertido en algo privado y frecuentemente es menospreciada y presentada como algo superfluo o incluso ridículo. Las estructuras sociales actuales, ya no tienen lugar para Dios y no lo dejan hablar. Él simplemente ha sido desterrado y expulsado.
La mano de Dios castiga a los europeos por su soberbia de creerse superiores y por sus ansias de discutir hasta los menores programas y decisiones del Romano Pontífice, mientras inspira y anima a otros a entregarse a Jesús y a su Iglesia con envidiable frenesí.
Es cierto que hay una crisis gravísima en Europa, ya que las cristiandades que dieron tanto prestigio durante siglos y que fueron madres de las cristiandades de África y Asia, hoy se debaten en una agonía impresionante.
Llegará sin duda la reacción del Pueblo de Dios. Como nos demuestra el Antiguo Testamento. El Pueblo Elegido tuvo graves crisis sobre todo en las épocas de sus exilios en Egipto y en Babilonia, pero Dios siempre reservó un resto que fue la semilla fecunda de nuevas levas, que se elevaron cada vez más en alto.
De nuevo florecerá la profecía de Isaías como 700 años antes de Cristo: el profeta contempla el numeroso Pueblo Escogido que será castigado por sus pecados, disminuirá trágicamente, pero no desaparecerá del todo y luego restaurará sus antiguas grandezas.
Fijémonos en la crisis del momento actual verdaderamente espeluznante, y, sobre ese fondo escuchemos a Isaías que dice: «Un resto volverá, un resto de Jacob se volverá hacia el Dios Fuerte, porque aunque fuera tu pueblo oh Israel, como la arena del mar, sólo un resto volverá, su destrucción está decidida, para que quede bien clara la justicia, pues el Señor Yahvé de los Ejércitos, llevará a cabo en todo el país, el exterminio que ha resuelto hacer» (cf. Isaías, 10).
Antes fue Israel, ahora es Europa. Siempre quedará un resto fiel, en el que se complacerá Yahvé y al que dará larga y fecunda descendencia.
Germán Mazuelo-Leytón
Comentario: Esperar una restauración, que no llegara, pues lamentablemente la Iglesia en su cabeza, ya el mismísimo "papa" se ha convertido, en antipapa Bergoglio y después de el que esperar, que los cardenales que el elija, elijan a otro papa mas conservador que restaure la Iglesia. Lo mas cerca de la restauración que no fue fue el Pontificado de Benedicto XVI... De ahora en mas esperemos cada vez peores papas, hasta que la gran grey católica se disgregue en pequeños rebaños, siguiendo a sacerdotes, Obispos y o religiosos que conserven la fe en la Sagrada Escritura y en la Tradicion de la Iglesia que hemos recibido. Los miembros d ela pequeña grey seremos insultados, expulsados de los templos, agredidos verbalmente en principio y luego quizas hasta físicamente, seremos despreciados por no aceptar las leyes anti natura. Cosa que ya esta pasando, si no aceptamos lo que nos imponga el estado masón liberal- socialista y la "iglesia" de los lobos.... Seremos excomulgados, calumniados, entregados a sus tribunales como bien dice el apocalipsis de San juan. La única restauración que podemos esperar a mi juicio es la que venga de Cristo, no podemos esperar nada humano que haga que este proceso de descomposición cambio. O bien citando a un gran amigo con el que peleo siempre, Europa y Occidente dejaran paso al Islam y la sociedad se volverá a una religión mas violenta que impondrá a sangre y espada, ciertos valores morales que la cristiandad abandono y trocó por el mas visceral materialismo, impiedad y blasfemia. Ese sera el castigo de Dios, la mayoría apostatara y esos apostatas serán obligados a convertirse al islam o morir. Tan solo quedara una pequeña grey, quizas como digo dispersa, siguiendo a grupos de sacerdotes fieles y piadosos, sin cabeza, dispersos que resitiran/ mos hasta que llegue Cristo en su Gloria. Ahí los apostatas, blasfemos, los que han dejado a Cristo, por tibieza, miedo a morir a manos del islam o de lo que sea, iran a la izquierda del Señor y los pocos fieles, con gran misericordia del Señor, pues no estar para nada contaminados por el pecado en este mundo sera tan difícil, que si no es por la gran misericordia del Señor y no la gansada de misericordear de Bergoglio, antipapa masón y perverso. Si no es por la verdadera misericordia de Dios, a los que hemos tratado de en el medio del lodazal ,mantener viva la fe en la Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo, la única Iglesia y fe verdadera, que no cambiara jamas, ni con los tiempos, ni con las modas que nos quieran imponer los falsos pastores, lobos disfrazados de ovejas, si no es por la misericordia del Señor, ni aun los fieles se salvaran. .Gott mit uns!