Fuente: Blog Adealnte la Fe. Titulo modificado por JL Ventrice. No me gusto la palabra "estamos" pues muchos de nos luchamos y sufrimos por lo que están haciendo otros que no pisan la banana. Papolatras, chupa medias...
Titulo original:
![]()
![Adviento: ¿En qué estamos convirtiendo la casa de Dios?]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
Patris mei domum negotiationis” (Juan, 2-16)
“Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre, una casa de comercio”. Llega el adviento y con él, los conciertos y representaciones de Navidad en las Iglesias. Incongruente, pero cierto, esta es la realidad de todos los años… En Adviento se celebra la Navidad y en la Navidad, se sigue celebrando la Navidad y la mejor manera de festejar tanta alegría reprimida, es ocupando los Altares, como si fueran el Metropolitan de Nueva York.
¿En qué estamos convirtiendo la casa de Dios? No vamos a Misa, no acudimos a rezar, los Sagrarios abandonados a diario, pero asistimos a un concierto en la Iglesia. ¡Interesante!
Segunda semana de Adviento, llegas a una Parroquia cualquiera de tu ciudad, para hacer un tiempo de oración y te encuentras la Iglesia transformada en un auditorio. ¿Pecado, sacrilegio o simplemente, en la Iglesia, todo vale?
El mismo lugar Sagrado, en el que por la mañana se estaba oficiando la Santa Misa, ahora, aparece invadido por un orfeón, para celebrar lo que aún no llegó: “la Navidad”. El Altar ocupado como si fuese la mesa de la cocina de nuestra casa, con todo tipo de objetos personales y el Párroco, el gran promotor, al micrófono, como un Matias Prat, haciendo las presentaciones. ¿Es esta la preparación de Adviento que nos proponen nuestras Parroquias?
Es frecuente y normal, que esto suceda en las Catedrales y Colegiatas, a lo largo de todo el año. Se puede decir, sin miedo a cometer una imprudencia, que son los grandes impulsores de semejantes atentados, enfocados a dinamitar la casa de Dios.
Se permite utilizar el Templo para todo tipo de actuaciones, desde visitas nocturnas con cenas en el claustro, hasta rodajes de películas, exhibiciones de bailes y danzas de todas las culturas y etnias…Así que…Llegado el tiempo de Villancicos, ¿Por qué no aderezar la aburrida vida Parroquial, con unos conciertos que pongan algo de color? ¿Qué mal puede haber en esto? Al contrario, aprovechando la ternura de las letras, se nos ofrece hasta como algo piadoso y recomendable: “La Parroquia, canta a la Navidad”. Y nadie piense que se está promoviendo un movimiento en contra de tocar la pandereta y cantar, NO, pero todo tiene, su espacio y lugar. Si estamos en el Tiempo de Adviento y queremos vivirlo plenamente, es un sin sentido ponernos a cantar que El Niño nació y está entre el buey y la mula. Lo propio de estos días, es recordar la Venida y ensalzar la figura de María.
El Tiempo de Navidad, es lo suficientemente largo, como para dar cabida a todos los conciertos y representaciones, que se quieran celebrar. No obstante, si esto se hace en un auditorio en vez de en la Iglesia, cada uno puede representar allí, lo que le venga en gana y cuando le venga en gana.
Sobre la idoneidad de los Templos como escenario para una actuación, sobra decir que aunque la Congregación para el Culto Divino quitó un documento sobre las normas a seguir, se supone que es algo excepcional, como por ejemplo, para escuchar un concierto de órgano, pero en absoluto quiere decir que, estos hechos, tengan que ser cotidianos. La mayoría de las Iglesias en las que hay conciertos Navideños, disponen de locales parroquiales, más aptos para el esparcimiento y la diversión, que el Templo.
¿Cómo podemos relegar a Nuestro Señor y quitarlo del Sagrario, en favor de un recital que en ocasiones es más propio de un piano swin que de la casa de Dios? Por no decir los casos más sangrantes, en los que se le deja en el Tabernáculo, mientras alrededor de Él, se da cabida a todo tipo de representaciones de lo que se llama “Belenes modernos”, en los que Jesús, nace en un semáforo, en vez de en el Portal. Sería de risa, sino fuera porque estamos hablando de una adulteración de los Evangelios y de un saqueo demoledor de nuestras Iglesias. Siendo realistas, cantos como “blanca Navidad”, “ande, ande la Mari Morena” y demás, por mucho que utilicen la palabra Belén, Jesús y María, en sus estrofas, no les garantiza la religiosidad de la letra. No obstante, en el caso de querer darle a los peces en el río, carácter sacro, lo más recomendable y aconsejable, es hacerlo a partir de la noche del 24 y mientras tanto, sumergirnos en el Tiempo de Adviento, ya que, si el Calendario Litúrgico nos recomienda la sobriedad musical en las Misas, no será para que al quitarse el Párroco la Casulla, sitiemos la Iglesia con la Orquesta Nacional de Viena tocando la Marcha Radetzky
“Las iglesias, por lo tanto, no pueden ser consideradas simplemente como lugares «públicos», disponibles para cualquier tipo de reuniones. Son lugares sagrados, es decir «separados», destinados con carácter permanente al culto de Dios, desde el momento de la dedicación o de la bendición” (Congregación para el Culto Divino)
Del Blog Abusos Liturgicos:
Censor Ecclesiasticus Archidioecesanus.
Si hacemos una encuesta brevísima en cualquier grupo se nos proporcionan ejemplos muy corrientes el día de hoy de abusos litúrgicos:
1. Abusos en la misa de niños: subirlos al altar, función de muñequitos, trenecito, etc.
2. Homilías sobre cosas triviales.
3. Padre Nuestro cantado y bailado o tomándose de la mano o haciendo olas como en el futbol.
4. Ornamentos incompletos: el sacerdote se viste como laico.
5. Bajan los sacerdotes a la nave de la Iglesia a predicar, parecen entretenedores.
6. Instrumentos musicales no adecuados, música estridente, melodías totalmente fuera de lugar.
7. Suben al pueblo al altar, como si fueran concelebrantes.
8. No dicen completo el canon de la Misa, omiten o añaden lo que se les antoja.
9. Ya no tocan campanas en los momentos más sagrados.
10. Cruzan las piernas los sacerdotes.
11. Fieles reparten la Sagrada Comunión, sin ser ministros y sin verdadera necesidad y purifican el cáliz y los copones como si fuera lavado de trastes y echan las partículas con el agua al drenaje común.
12. Faltan al respeto debido al templo los enamorados.
13. El momento de la paz es un desorden terrible.
14. No hacen genuflexión ante el Santísimo Sacramento.
15. Dejan abierto el Sagrario.
16. Cantos muy mundanos.
17. Intercalan el evangelio con el pueblo.
18. Usan lenguaje vulgar.
19. Ya no está la vela del Santísimo o hay muchas en número par.
20. La unción de los enfermos se da a los sanos y a veces en cada misa.
21. Se pone el sacerdote a la Salida a pedir dinero y no se pone a confesar ni antes ni después de misa; la gente es el único día que va a la iglesia y quiere confesarse; no puede venir en los horarios que ponen los sacerdotes entre semana.
22. Los sacerdotes usan ornamentos folclóricos y de estilos bizarros.
23. El Santísimo está fuera de la Iglesia.
24. La silla del sacerdote está en el lugar del Sagrario.
25. Los lectores son invitados a relatar algo en la Misa o a presentarse.
26. Dan testimonios en lugar de predicar.
27. No hay crucifijo en el altar.
28. Agua bendita a cubetazos o con pistolas de agua.
29. En lugar de los tres manteles blancos de lino o de algodón ponen un vidrio o un guardapolvo de colores.
30. En lugar de cálices, usan jarras y copas o cálices de barro poroso.
31. Misas en casas, en hoteles, en restorantes, a veces en la misma mesa donde luego comen y beben.
32. Una parte de la misa es en un lugar, y el resto es en otro.
33. Usan pan integral o pan fermentado para las hostias.
34. Canastitas para la Sagrada comunión.
35. En lugar de lino usan toallas de baño para manutergio.
36. Hostias gigantescas.
37. Cálices de barro y madera, y sin nudo para sujetarse como debe.
38. Iglesias y Altar como estadio de box o lucha libre.
39. Celebraciones en lugares donde se tienen espectáculos inmorales.
40. No hay cubre cáliz, cubre copón ni conopeo.
41. Acólitas que perturban a fieles y a los acólitos, que pierden toda esperanza de vocación sacaerdotal..
42. No hay purificaciones donde cae accidentalmente Nuestro Señor.
43. No guardan ayuno eucarístico.
44. Los fieles presentan manteles, candelabros, etc. en el ofertorio.
45. Canonizan a todos los difuntos.
46. En el lavatorio de pies usan mujeres.
47. En la Consagración sólo usan una mano para elevar la Hostia consagrada o se recargan echados sobre el altar.
48. Hay padres que usa mucho perfume y lociones.
49. No confiesan en el confesionario y a veces hacen cariños a las mujeres.
50. Ya no hay purificación de dedos.
51. Usan ornamentos exóticos.
52. Bailes en la misa.
53. Concelebraciones masivas, abusivas y con bailes.
54. Arquitectura de las Iglesias que todo parecen menos iglesias.
55. Dejan entrar a los animales.
56. Imágenes de personas no santas en el altar.
57. Cristos femeninos y pornográficos.
1. MIRAE CARITATIS: Carta encíclica de LEÓN XIII Sobre la Santísima Eucaristía
Del 28 de mayo de 1902.
… nada más feliz podemos desear Nos, próximos a partir de esta vida, que excitar en las almas y alentar en los espíritus los debidos afectos de gratitud y religión al admirable Sacramento, en el que juzgamos principalmente apoyar la esperanza y resultado de la paz y salvación tan buscadas por los cuidados y trabajos de todos.
No temer a los que atacan.
No faltarán quienes se sorprendan y quizás reciban con procaz animadversión este Nuestro intento de presentar semejantes remedios para ayudar a un siglo tan perturbado y lleno de miserias. La causa de esto es principalmente la soberbia; este vicio, introducido en las almas, debilita en ellas la fe cristiana (que pide el obsequio religiosísimo de la mente) haciendo necesariamente más tétrica la oscuridad en derredor de las cosas divinas, de tal modo que a muchos sea aplicable aquello de que blasfeman de lo que ignoran. Ahora bien; tan distante está de Nos separarnos del propósito iniciado, que es cierto, por el contrario, que con más vivo ardor insistimos en iluminar a los que están bien dispuestos, y en rogar a Dios, interponiendo las fraternales súplicas de las almas justas, perdone a los que blasfeman de las cosas santas (1902 MirCar 2).
Incrementa la Fe.
De este excelentísimo Sacramento, en el cual aparece admirablemente cómo los hombres se unen a la divina naturaleza, reciben gran incremento todo género de virtudes sobrenaturales. En primer término la fe. Siempre ha tenido la fe sus enemigos, pues aunque eleva la humana inteligencia con el conocimiento de altísimas cosas, por lo mismo que al abrir estos superiores horizontes, oculta su esencia, parece que en esto la humilla y deprime. Antiguamente se combatía ora uno ora otro de los artículos de la fe; después se encendió mucho más la guerra, llegándose hasta el extremo de negar todo el orden sobrenatural. Ahora bien; para restablecer en los espíritus el vigor y fervor de la fe nada más a propósito que el misterio eucarístico, llamado con toda propiedad misterio de fe; pues, ciertamente, cuanto hay de admirable y singular en los milagros y obras sobrenaturales se contiene en este: El Señor misericordioso hizo compendio de todas sus admirables obras, dio comida a los que le temen (1902 MirCar 9).
… la Eucaristía en el sentir de los Padres, debe considerarse como continuación y extensión de la Encarnación. Y en verdad; por ella la sustancia del Verbo encarnado se une con cada uno de los hombres; y se renueva de un modo admirable el supremo sacrificio del Calvario; lo cual profetizó Malaquías cuando dijo: En todo lugar se sacrifica y ofrece a mi nombre una oblación limpia[14]. A este milagro de los milagros acompañan innumerable multitud de prodigios: en él se interrumpen todas las leyes de la naturaleza; toda la sustancia de pan y vino se convierte en cuerpo y sangre de Cristo; las especies de pan y vino, sustentan, sin sujeto, por virtud divina: el cuerpo de Cristo está presente en tantos lugares en cuantos al mismo tiempo se hace el Sacramento. Cuanto mayor sea el obsequio de la mente hacia tan gran Sacramento, tanto más le confirman y ayudan los prodigios realizados en su honor en tiempos pasados y presentes, y de los cuales consérvanse en multitud de lugares insignes monumentos. Con este Sacramento se alimenta la fe, se nutre la mente, se desvanecen los errores del racionalismo, y se ilumina en gran manera el orden sobrenatural (1902 MirCar 10).
2. QUAM SINGULARI (San Pío Décimo)
8 Agosto 1910.
Dejad que los niños vengan a mí.
I) La edad de la discreción, tanto para la confesión como para la Sagrada Comunión, es aquella en la cual el niño empieza a raciocinar; esto es, los siete años, sobre poco más o menos. Desde este tiempo empieza la obligación de satisfacer ambos preceptos de Confesión y Comunión.
II) Para la primera confesión y para la primera Comunión, no es necesario el pleno y perfecto conocimiento de la doctrina cristiana. Después, el niño debe ir poco a poco aprendiendo todo el Catecismo, según los alcances de su inteligencia.
III) El conocimiento de la religión, que se requiere en el niño para prepararse convenientemente a la primera Comunión, es aquel por el cual sabe, según su capacidad, los misterios de la fe, necesarios con necesidad de medio, y la distinción que hay entre el Pan Eucarístico y el pan común y material, a fin de que pueda acercarse a la Sagrada Eucaristía con aquella devoción que puede tenerse a su edad.
IV) El precepto de que los niños confiesen y comulguen afecta principalmente a quienes deben tener cuidado de los mismos, esto es, a sus padres, al confesor, a los maestros y al párroco. Al padre, o a aquellos que hagan sus veces, y al confesor, según el Catecismo Romano, pertenece admitir los niños a la primera Comunión.
VII) La costumbre de no admitir a la Confesión a los niños o de no absolverlos nunca, habiendo ya llegado al uso de la razón, debe en absoluto reprobarse, por lo cual los Ordinarios locales, empleando, si es necesario, los medios que el derecho les concede, cuidarán de desterrar por completo esta costumbre.
VIII) Es de todo punto detestable el abuso de no administrar el viático y la extremaunción a los niños que han llegado al uso de la razón, y enterrarlos según el rito de los párvulos. A los que no abandonen esta costumbre castíguenlos con rigor los Ordinarios locales.
S. S. Pío XII
3. MEDIATOR DEI: Sobre la Sagrada Liturgia
20 de noviembre de 1947.
Preocupación.
… Nuestro deber Nos obliga a seguir con atención esta renovación, a la manera en que algunos la conciben y de cuidar diligentemente que las iniciativas no sean ni excesivas ni defectuosas (1947 MedDei 10).
Ahora bien, si por una parte comprobamos con dolor que en algunas regiones el sentido, el conocimiento y el estudio de la Liturgia son escasos o casi nulos, por otra notamos, con temerosa preocupación, que algunos están demasiado ávidos de novedad y se alejan del camino de la sana doctrina y de la prudencia, mezclando a la intención y al deseo de una renovación litúrgica, algunos principios que, en teoría o en práctica, comprometen esta santísima causa y a veces también la contaminan con errores que afectan a la Fe católica y a la doctrina ascética (1947 MedDei 11).
La pureza de la Fe y de la Moral debe ser la norma característica de esta sagrada disciplina, que debe conformarse absolutamente a las sapientísimas enseñanzas de la Iglesia. Es, por tanto, Nuestro deber alabar y aprobar todo aquello que está bien hecho y contener o reprobar todo lo que se desvía del camino justo y verdadero (1947 MedDei 12).
No crean, sin embargo, los pusilánimes que tienen nuestra aprobación porque reprendamos a los que yerran y pongamos freno a los audaces; ni los imprudentes se crean alabados cuando corregimos a los negligentes y perezosos (1947 MedDei 13).
Excesos contra la verdadera doctrina litúrgica.
… hay que reprochar severamente la temeraria osadía de aquellos que de propósito introducen nuevas costumbres litúrgicas o hacen revivir ritos ya caídos en desuso y que no concuerdan con las leyes y rúbricas vigentes. No sin gran dolor sabemos que esto sucede en cosas no sólo de poca, sino también de gravísima importancia … (1947 MedDei 76).
Lengua latina.
El empleo de la lengua latina, vigente en una gran parte de la Iglesia, es un claro y noble signo de unidad y un eficaz antídoto contra toda corrupción de la pura doctrina (1947 MedDei 77).
Novedades dizque basadas en la antigüedad.
La Liturgia de la época antigua es, sin duda, digna de veneración; pero una costumbre antigua no es, por el solo motivo de su antigüedad, la mejor, sea en sí misma, sea en su relación con los tiempos posteriores y las nuevas condiciones establecidas. También los ritos litúrgicos más recientes son respetables, porque han nacido bajo el influjo del Espíritu Santo, que está con la Iglesia hasta la consumación del mundo, y son medios de los cuales se sirve la Esposa Santa de Jesucristo para estimular y procurar la santidad de los hombres (1947 MedDei 78).
Es ciertamente cosa santa y digna de toda alabanza recurrir con la mente y con el alma a las fuentes de la Sagrada Liturgia, porque su estudio, remontándose a los orígenes, ayuda no poco a comprender el significado de las fiestas y a indagar con mayor profundidad y exactitud el sentido de las ceremonias; pero, ciertamente, no es tan santo y loable el reducir todas las cosas a las antiguas (1947 MedDei 79).
Así, para poner un ejemplo, está fuera del recto camino el que quiere devolver al Altar su antigua forma de mesa; el que quiere excluir de los ornamentos el color negro; el que quiere eliminar de los templos las imágenes y estatuas sagradas; el que quiere que las imágenes del Redentor crucificado se presenten de manera que su Cuerpo no manifieste los dolores acerbísimos que padeció; finalmente, el que reprueba el canto polifónico, aun cuando esté conforme con las normas emanadas de la Santa Sede (1947 MedDei 80).
… no estaría animado de un celo recto e inteligente el que quisiese volver a los antiguos ritos y usos, rechazando las nuevas normas introducidas, por disposición de la Divina Providencia, debido al cambio de las circunstancias (1947 MedDei 81).
En efecto, este modo de pensar y de obrar, hace revivir el excesivo e insano arqueologismo suscitado por el Concilio ilegítimo de Pistola, y se esfuerza en resucitar los múltiples errores que fueron las premisas de aquel conciliábulo y le siguieron con gran daño de las almas, y que la Iglesia, vigilante custodio del «depósito de la Fe», que le ha sido confiado por su divino Fundador, condenó con justo derecho. En efecto, deplorables propósitos e iniciativas tienden a paralizar la acción santificadora, con la cual la Sagrada Liturgia dirige saludablemente al Padre a sus hijos de adopción (1947 MedDei 82).
Participación de los fieles en el Sacrificio Eucarístico.
… el hecho de que los fieles tomen parte en el Sacrificio Eucarístico no significa, sin embargo, que gocen de poderes sacerdotales (1947 MedDei 102).
Hay en efecto, en nuestros días, algunos que, acercándose a errores ya condenados, enseñan que en el Nuevo Testamento, con el nombre de Sacerdocio, se entiende solamente algo común a todos los que han sido purificados en la fuente sagrada del Bautismo; y que el precepto dado por Jesús a los Apóstoles en la última Cena de que hiciesen lo que El había hecho, se refiere directamente a toda la Iglesia de fieles; y que el Sacerdocio jerárquico no se introdujo hasta más tarde. Sostienen por esto que el pueblo goza de una verdadera potestad sacerdotal, mientras que el Sacerdote actúa únicamente por oficio delegado de la comunidad. Creen, en consecuencia, que el Sacrificio Eucarístico es una verdadera y propia «concelebración», y que es mejor que los sacerdotes «concelebren» juntamente con el pueblo presente, que el que ofrezcan privadamente el Sacrificio en ausencia de éstos (1947 MedDei 103).
Inútil es explicar hasta qué punto estos capciosos errores estén en contradicción con las verdades antes demostradas, cuando hemos hablado del puesto que corresponde al Sacerdote en e1 Cuerpo Místico de Jesús. Recordemos solamente que el Sacerdote hace las veces del pueblo, porque representa a la Persona de Nuestro Señor Jesucristo, en cuanto El es Cabeza de todos los miembros y se ofreció a Sí mismo por ellos: por esto va al altar, como Ministro de Cristo, siendo inferior a El, pero superior al pueblo. El pueblo, en cambio, no representando por ningún motivo a la Persona del Divino Redentor, y no siendo mediador entre sí mismo y Dios, no puede en ningún modo gozar de poderes sacerdotales (1947 MedDei 104).
Exageraciones sobre la participación.
… no podemos por menos de deplorar vivamente las exageraciones y las desviaciones de la verdad, que no concuerdan con los genuinos preceptos de la Iglesia (1947 MedDei 116).
Algunos, en efecto, reprueban por completo las Misas que se celebran en privado y sin la asistencia del pueblo, como si se desviasen de la forma primitiva del Sacrificio; no falta tampoco quien afirma que los Sacerdotes no pueden ofrecer la Víctima divina al mismo tiempo en varios altares, porque de esta forma disocian la comunidad y ponen en peligro su unidad; asimismo, tampoco faltan quienes llegan hasta el punto de creer necesaria la confirmación y ratificación del Sacrificio por parte del pueblo, para que pueda tener su fuerza y eficacia (1947 MedDei 117).
Erróneamente se apela en este caso a la índole social del Sacrificio Eucarístico. En efecto, cada vez que el Sacerdote repite lo que hizo el Divino Redentor en la última Cena, el Sacrificio es realmente consumado y tiene siempre y en cualquier lugar, necesariamente y por su intrínseca naturaleza, una función pública y social en cuanto el oferente obra en nombre de Cristo y de los cristianos, de los cuales el Divino Redentor es la Cabeza, y lo ofrece a Dios por la Santa Iglesia Católica, por los vivos y por los difuntos. Y esto se verifica ciertamente lo mismo si asisten los fieles -que Nos deseamos y recomendamos que estén presentes, numerosísimos y fervorosísimos- como si no asisten, no siendo en forma alguna necesario que el pueblo ratifique lo que hace el Sagrado Ministro (1947 MedDei 118).
Si bien de lo que hemos dicho resulta claramente que el Santo Sacrificio de la Misa es ofrecido válidamente en nombre de Cristo y de la Iglesia, no está privado de sus frutos sociales, aun cuando se celebre sin asistencia dé ningún acólito, no obstante, y por la dignidad de este Ministerio, queremos é insistimos -como por otra parte siempre lo mandó la Santa Madre Iglesia- en que ningún Sacerdote se acerque al Altar si no hay quien le asista y le responda … (1947 MedDei 119).
Excesos en los medios para promover esta participación.
Son, pues, dignos de alabanza aquellos que, a fin de hacer más factible y fructuosa para el pueblo cristiano la participación en el Sacrificio Eucarístico … tienden a hacer de la Liturgia, aun externamente, una acción sagrada en la que comuniquen de hecho todos los asistentes. Esto puede realizarse de varias formas, a saber: cuando todo el pueblo, según las normas rituales, o bien responde disciplinadamente a las palabras del Sacerdote, o sigue los cantos correspondientes a las distintas partes del Sacrificio, o hace las dos cosas, o, finalmente, cuando en las Misas solemnes responde alternativamente a las oraciones del Ministro de Jesucristo y se asocia al canto litúrgico (1947 MedDei 128).
Estas maneras de participar en el Sacrificio son dignas de alabanza y aconsejables cuando obedecen escrupulosamente a los preceptos de la Iglesia. Están ordenadas sobre todo a alimentar y fomentar la piedad de los cristianos y a su íntima unión con Cristo y con su Ministro visible, y a estimular aquellos sentimientos y aquellas disposiciones de ánimo con las que es preciso que nuestra alma se configure al Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento (1947 MedDei 129).
Pero si bien demuestran de modo exterior que el Sacrificio, por su naturaleza, en cuanto es realizado por el Mediador entre Dios y los hombres, ha de considerarse obra de todo el Cuerpo Místico de Cristo, no son necesarias para constituir su carácter público y común (1947 MedDei 130).
Además la Misa «dialogada» no puede sustituir a la Misa solemne, la cual, aun cuando sea celebrada con la sola presencia de los Ministros, goza de una particular dignidad por la majestad de los ritos y el aparato de las ceremonias, aunque su esplendor y su solemnidad aumenten en grado máximo, si, como la Iglesia desea, asiste un pueblo numeroso y devoto (1947 MedDei 131).
Hay que advertir también. que están fuera de la verdad y del camino de la recta razón aquellos que, arrastrados por falsas opiniones, atribuyen a todas estas circunstancias tanto valor que no dudan en afirmar que, al omitirlas, la acción sagrada no puede alcanzar el fin prefijado (1947 MedDei 132).
No pocos fieles, en efecto, son incapaces de usar el «Misal Romano», aun cuando esté escrito en lengua vulgar, y no todos están en condiciones de comprender rectamente, como conviene, los ritos y las ceremonias litúrgicas. El ingenio, el carácter y la índole de los hombres son tan variados y diferentes, que no todos pueden ser igualmente impresionados y guiados por las oraciones, los cantos o las acciones sagradas realizadas en común. Además, las necesidades y las disposiciones de las almas no son iguales en todos ni son siempre las mismas en cada, persona. ¿Quién, pues, podrá decir, movido de tal prejuicio, que todos estos cristianos no pueden participar en el Sacrificio Eucarístico y gozar sus beneficios? Pueden ciertamente hacerlo de otras maneras, que a algunos les resultan fáciles, como por ejemplo, meditando piadosamente los misterios de Jesucristo o realizando ejercicios de piedad y rezando otras oraciones, que, aunque diferentes en la forma de los sagrados ritos, corresponden a ellos por su naturaleza (1947 MedDei 133).
No es necesaria la Comunión Eucarística de los fieles, pero es de consejo.
Se alejan, pues, del camino de la verdad aquellos que se niegan a celebrar si el pueblo cristiano no se acerca a la Mesa divina; y todavía más se alejan aquellos que, por sostener la absoluta necesidad de que los fieles se nutran del alimento eucarístico juntamente con el Sacerdote, afirman capciosamente que no se trata tan sólo de un Sacrificio, sino de un Sacrificio y de un convite de fraterna comunión y hacen de la santa Comunión, realizada en común casi el punto supremo de toda la celebración (1947 MedDei 140).
Hay que afirmar una vez más que el Sacrificio Eucarístico consiste esencialmente en la inmolación cruenta de la Víctima divina, inmolación que es místicamente manifestada por la separación de las sagradas Especies y por la oblación de las mismas hecha al Eterno Padre. La santa Comunión pertenece a la integridad del Sacrificio y a la participación en él por medio de la Comunión del augusto Sacramento, y aunque es absolutamente necesaria al Ministro sacrificante, en lo que toca a los fieles sólo es evidentemente recomendable (1947 MedDei 141).
Sin embargo, no faltan a veces las causas, ni son raras las ocasiones en que el Pan Eucarístico es distribuido antes o después del mismo Sacrificio y también que se comulgue, aunque la Comunión se distribuya inmediatamente después de la del Sacerdote, con Hostias consagradas anteriormente. También en esos casos, como por otra parte ya hemos advertido, el pueblo participa en verdad en el Sacrificio Eucarístico y puede, a veces con mayor facilidad, acercarse a la Mesa de la Vida eterna (1947 MedDei 149).
Acción de gracias después de la Comunión.
La acción sagrada, que está regulada por particulares normas litúrgicas, no dispensa, después de haber sido realizada, de la acción de gracias, a aquel que ha gustado del alimento celestial; antes bien, es muy conveniente que, después de haber recibido el alimento eucarístico, y terminados los ritos públicos, se recoja íntimamente unido al Divino Maestro, se entretenga con El en dulcísimo y saludable coloquio durante el tiempo que las circunstancias le permitan (1947 MedDei 151).
Se alejan, por tanto, del recto camino de la verdad, aquellos que, aferrándose a las palabras más que al espíritu, afirman y enseñan que acabada la Misa no se debe prolongar la acción de gracias, no sólo porque el Sacrificio del Altar es ya por su naturaleza una Acción de Gracias, sino también porque esto es gestión de la piedad privada y personal y no del bien de la comunidad (1947 MedDei 152).
De cuanto ha sido expuesto, aparece claramente, Venerables Hermanos, lo alejados que están del verdadero y genuino concepto de la liturgia aquellos escritores modernos que, engañados por una pretendida disciplina mística superior, se atreven a afirmar que no debemos concentrarnos sobre el Cristo histórico, sino sobre el Cristo <>, y no vacilan en afirmar que en la piedad de los fieles se ha verificado un cambio, por el cual Cristo ha sido casi destronado con la ocultación del Cristo glorificado que vive y reina por los siglos de los siglos y está sentado a la diestra del Padre, mientras que en su lugar se ha introducido al Cristo de la vida terrenal. Por esto algunos llegan hasta el punto de querer retirar de las. Iglesias las imágenes del Divino Redentor que sufre en la Cruz (1947 MedDei 202).
4. VETERUM SAPIENTIA: RENACIMIENTO, ESTUDIO Y USO DEL LATÍN
Constitución Apostólica del Papa Juan XXIII
22 febrero 1962.
Disposiciones del Papa para un renacimiento del estudio y del uso del latín.
… Nos, en la segura conciencia de Nuestra misión y de Nuestra autoridad, determinamos y ordenamos cuanto sigue:
1. Tanto los Obispos como los Superiores Generales de Ordenes Religiosas provean para que en sus Seminarios y Escuelas, en donde los jóvenes son preparados para el sacerdocio, todos se muestren en este punto dóciles a la voluntad de la Sede Apostólica, y se atengan escrupulosamente a estas Nuestras prescripciones.
2. Velen igualmente con paternal solicitud para que ninguno de sus súbditos, por afán de novedad, escriba contra el uso de la lengua latina tanto en la enseñanza de las sagradas disciplinas como en los sagrados ritos de la Liturgia ni, movidos por prejuicios, disminuya en esta materia la fuerza preceptiva de la voluntad de la Sede Apostólica y altere su sentido.
3. Como se halla establecido tanto por el Código de Derecho Canónico (can. 1.364) como por Nuestros Predecesores, los aspirantes al sacerdocio, antes de empezar los estudios propiamente eclesiásticos, sean instruidos con sumo cuidado en la lengua latina por profesores muy expertos, con método adecuado y por un período de tiempo apropiado, para que no suceda luego que, al llegar a las disciplinas superiores, no puedan, por culpable ignorancia del latín, comprenderlas plenamente, y aún menos ejercitarse en las disputas escolásticas con las que las mentes de los jóvenes se adiestran en la defensa de la verdad. Y esto entendemos que valga también para los que han sido llamados al sacerdocio por Dios ya maduros en edad, sin haber hecho ningún estudio clásico o demasiado insuficiente. Nadie, en efecto, habrá de ser admitido al estudio de las disciplinas filosóficas o teológicas si antes no ha sido plenamente instruido en esta lengua y si no domina su uso.
4. Si en algún país el estudio de la lengua latina ha sufrido en algún modo disminuciones en daño de la verdadera y sólida formación, por haber las escuelas eclesiásticas asimilando los programas de estudio de las públicas, deseamos que allí se conceda de nuevo el tradicional lugar reservado a la enseñanza de esta lengua; ya que todos deben convencerse de que también en este punto hay que tutelar escrupulosamente las exigencias propias de la formación de los futuros sacerdotes, no tan sólo por lo que se refiere al número y calidad de las materias sino también por lo que concierne al tiempo que debe atribuirse a su enseñanza. Que si, por circunstancias de tiempo y de lugar, otras materias hubiesen de ser añadidas a las en uso, entonces o habrá que ampliar la duración de los estudios o esas disciplinas habrán de darse en forma compendiosa, o habrá que dejar su estudio para otro tiempo.
5. Las principales disciplinas sagradas, como se ha ordenado en varias ocasiones, deben ser enseñadas en latín, lengua que por el uso desde hace tantos siglos sabemos que es apropiadísima para explicar con facilidad y con claridad singular la íntima y profunda naturaleza de las cosas[16], porque a más de haberse enriquecido ya desde hace muchos siglos con vocablos propios y bien definidos en el sentido y por lo tanto adecuados para mantener íntegro el depósito de la fe católica, es al mismo tiempo muy adecuada para que se evite la superflua verbosidad. Por lo tanto, los que en las Universidades o en Seminarios enseñen estas disciplinas están obligados a hablar en latín y a servirse de textos escritos en latín. Que si, por ignorancia de la lengua latina, no pueden convenientemente cumplir con estas prescripciones de la Santa Sede, poco a poco sean remplazados por otros profesores más idóneos. Las dificultades, por otra parte, que pueden venir por parte de los alumnos o de los profesores, deben ser superadas por la firme voluntad de los Obispos y Superiores Religiosos, y por la dócil y buena voluntad de los maestros.
6. Dado que la lengua latina es lengua viva dela Iglesia, con el fin de que sea adecuada a las necesidades lingüísticas día a día mayores, y para que sea enriquecida con nuevos vocablos propios y adecuados, en manera uniforme, universal y conforme con la índole de la antigua lengua latina -manera ya seguida por los Santos Padres y por los mejores escritores escolásticos-, damos mandato a la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades de Estudios, con el fin de que cuiden de fundar un Instituto Académico de la lengua latina. Este Instituto, que habrá de tener su propio cuerpo de profesores expertísimos en las lenguas latina y griega provenientes de las diversas partes del mundo, tendrá como finalidad principal -como ocurre con las Academias Nacionales, fundadas para promover las respectivas lenguas- la de dirigir el ordenado desarrollo de la lengua latina, enriqueciendo , si es preciso, el léxico de palabras que sean conformes con la índole y colorido propio; y al mismo tiempo disponer de escuelas de latín de todas las edades y sobre todo de la edad cristiana. En estas escuelas serán formados en el conocimiento más pleno y profundo del latín, en su uso, en el estilo propio y elegante, los que están destinados a enseñarlo en los Seminarios y Colegios Eclesiásticos, o a escribir decretos, sentencias y cartas en los Ministerios de la Santa Sede, en las Curias Episcopales y en las Oficinas de las Ordenes Religiosas.
7. Hallándose la lengua latina estrechamente ligada a la griega por la naturaleza de su conformación y por la importancia de las obras que nos han sido legadas, también en ella, como han ordenado a menudo Nuestros Predecesores, habrán de ser instruidos los futuros ministros del altar desde las escuelas inferiores a medias, con el fin de que cuando estudien las disciplinas superiores y sobre todo si aspiran a los grados académicos en Sagrada Escritura y en Teología, puedan señalar y rectamente comprender no solamente las fuentes griegas de la filosofía escolástica, sino también los textos originales de la Sagrada Escritura, de la Liturgia y de los Santos Padres Griegos[17].
8. Damos orden asimismo a la Sagrada Congregación de Estudios para que prepare un Ordenamiento de los estudios de latín -que habrá de ser observado por todos fielmente- y tal que proporcione a cuantos lo sigan un conveniente conocimiento y uso de esta lengua.
Este programa podrá, por exigencias particulares, ser ordenado de otro modo por las diversas Comisiones de Ordinarios, sin que, sin embargo, sea jamás cambiada o atenuada su naturaleza y su fin. Sin embargo, los Ordinarios no crean poder realizar proyectos sin que la Sagrada Congregación los haya examinado y aprobado primeramente.
Cuanto con esta Nuestra Constitución hemos establecido, decretado, ordenado y solicitado, pedimos y mandamos con Nuestra autoridad que se mantenga definitivamente firme y sancionado, y que ninguna otra prescripción o concesión, incluso digna de mención especial, tenga ya vigor contra esta orden.
Concilio Ecuménico Vaticano Segundo.
CONSTITUCIÓN
5. SACROSANCTUM CONCILIUM SOBRE LA SAGRADA LITURGIA
4 de diciembre de 1963.
… no se introduzcan innovaciones si no lo exige una utilidad verdadera y cierta de la Iglesia (1963 SConc 23).
Lengua litúrgica.
Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular (1963 SConc 36,1).
Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde (1963 SConc 54).
Rito del matrimonio.
Si en alguna parte están en uso otras laudables costumbres y ceremonias en la celebración del Sacramento del Matrimonio, el Santo Sínodo desea ardientemente que se conserven (1963 SConc 77).
Uso del latín o de la lengua vernácula.
De acuerdo con la tradición secular del rito latino, en el Oficio divino se ha de conservar para los clérigos la lengua latina (1963 SConc 101,1).
Penitencia individual y social.
… téngase como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes el Viernes de la Pasión y Muerte del Señor y aun extenderse, según las circunstancias, al Sábado Santo … (1963 SConc 110).
Canto gregoriano y canto polifónico
La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas. Los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse en la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica (1963 SConc 116).
Órgano de tubos y otros instrumentos.
Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales (1963 SConc 120).
Arte auténticamente sacro.
sean excluidas de los templos y demás lugares sagrados aquellas obras artísticas que repugnen a la fe, a las costumbres y a la piedad cristiana y ofendan el sentido auténticamente religioso, ya sea por la depravación de las formas, ya sea por la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte (1963 SConc 124).
Imágenes sagradas.
Manténgase firmemente la práctica de exponer imágenes sagradas a la veneración de los fieles … (1963 SConc 125).
6. Instrucción INTER OECUMENICI
26 de septiembre de 1964
Para aplicar debidamente la Constitución Sacrosanctum Consilium, sobre la sagrada
liturgia, publicada por la Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium.
Lengua del Oficio divino.
En la recitación del Oficio divino en el coro, los clérigos están obligados a usar la lengua latina (1964 IntOec 85).
… en modo alguno se pretende derogar la obligación que tiene todo Sacerdote de rito latino de aprender la lengua latina (1964 IntOec 87).
Es preciso que los Breviarios que han de utilizar los clérigos a quienes se concede el uso de la lengua vernácula en la recitación del Oficio divino, según la Constitución, 32 contengan también el texto latino, además de la traducción vernácula (1964 IntOec 89).
Reserva de la Eucaristía.
La sagrada Eucaristía se reservará en un sagrario sólido e inviolable, colocado en medio del altar mayor … (1964 IntOec 95).
03sep1965 Carta Encíclica
7. MYSTERIUM FIDEI
de su Santidad Pablo Vi sobre la doctrina y culto de la Sagrada Eucaristía (1965 MysFid).
Motivos de preocupación.
… no faltan, precisamente … motivos de grave solicitud pastoral y de preocupación, sobre los cuales no nos permite callar la conciencia de nuestro deber apostólico … hay algunos que divulgan ciertas opiniones acerca de las misas privadas, del dogma de la transustanciación y del culto eucarístico, que perturban las almas de los fieles, causándoles no poca confusión en las verdades de la fe, como si a cualquiera le fuese lícito olvidar la doctrina, una vez definida por la Iglesia, o interpretarla de modo que el genuino significado de las palabra o la reconocida fuerza de los conceptos queden enervados.
… no se puede … exaltar tanto la misa, llamada comunitaria, que se quite importancia a la misa privada;
ni insistir tanto en la naturaleza del signo sacramental como si el simbolismo, que ciertamente todos admiten en la sagrada Eucaristía, expresase exhaustivamente el modo de la presencia de Cristo en este sacramento;
ni tampoco discutir sobre el misterio de la transustanciación sin referirse a la admirable conversión de toda la sustancia del pan en el cuerpo de Cristo y de toda la sustancia del vino en su sangre, conversión de la que habla el Concilio de Trento, de modo que se limitan ellos tan sólo a lo que llaman transignificación y transfinalización;
como, finalmente, no se puede proponer y aceptar la opinión, según la cual en las hostias consagradas, que quedan después de celebrado el santo sacrificio de la misa, ya no se halla presente Nuestro Señor Jesucristo.
Todos comprenden cómo en estas opiniones y en otras semejantes, que se van divulgando, reciben gran daño la fe y el culto de la divina Eucaristía…
… no podemos aprobar las opiniones que defienden, y sentimos el deber de avisaros sobre el grave peligro que esas opiniones constituyen para la recta fe. (1965 MysFid n 2).
Nuestra fe.
… al investigar este misterio sigamos como una estrella el magisterio de la Iglesia, a la cual el divino Redentor ha confiado la Palabra de Dios, escrita o transmitida oralmente, para que la custodie y la interprete, convencidos de que aunque no se indague con la razón, aunque no se explique con la palabra, es verdad, sin embargo, lo que desde la antigua edad con fe católica veraz se predica y se cree en toda la Iglesia. …
La norma, pues, de hablar que la Iglesia, con un prolongado trabajo de siglos, no sin ayuda del Espíritu Santo, ha establecido, confirmándola con la autoridad de los concilios, norma que con frecuencia se ha convertido en contraseña y bandera de la fe ortodoxa, debe ser religiosamente observada, y nadie, a su propio arbitrio o so pretexto de nueva ciencia, presuma cambiarla (1965 MysFid n 3).
Se debe decir: el Sacrificio de la Misa.
Porque toda misa, aunque sea celebrada privadamente por un sacerdote, no es acción privada, sino acción de Cristo y de la Iglesia, la cual, en el sacrifico que ofrece, aprende a ofrecerse a sí misma como sacrificio universal, y aplica a la salvación del mundo entero la única e infinita virtud redentora del sacrificio de la Cruz (1965 MysFid n 5).
Exhortación para promover el culto eucarístico
… durante el día, que los fieles no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, que ha de estar reservado con el máximo honor en el sitio más noble de las iglesias, conforme a las leyes litúrgicas, pues la visita es señal de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Nuestro Señor, allí presente.
… la Eucaristía es conservada en los templos y oratorios como centro espiritual de la comunidad religiosa y de la parroquial, más aún, de la Iglesia universal y de toda la humanidad, puesto que bajo el velo de las sagradas especies contiene a Cristo, Cabeza invisible de la Iglesia, Redentor del mundo, centro de todos los corazones, por quien son todas las cosas y nosotros por El.
… los religiosos, hombres y mujeres … se dedican de modo especial a la adoración del Santísimo Sacramento, y son como su corona aquí en la tierra, en virtud de los votos que han hecho (1965 MysFid n 8).
========================
5. … es muy distinto el modo, verdaderamente sublime, con el cual Cristo está presente a su Iglesia en el sacramento de la Eucaristía, que por ello es, entre los demás sacramentos, el más dulce por la devoción, el más bello por la inteligencia, el más santo por el contenido; ya que contiene al mismo Cristo y es como la perfección de la vida espiritual y el fin de todos los sacramentos.
Titulo original:





















Adviento: ¿En qué estamos convirtiendo la casa de Dios?
“Auferte ista hinc! Nolite facer domumPatris mei domum negotiationis” (Juan, 2-16)
“Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre, una casa de comercio”. Llega el adviento y con él, los conciertos y representaciones de Navidad en las Iglesias. Incongruente, pero cierto, esta es la realidad de todos los años… En Adviento se celebra la Navidad y en la Navidad, se sigue celebrando la Navidad y la mejor manera de festejar tanta alegría reprimida, es ocupando los Altares, como si fueran el Metropolitan de Nueva York.
¿En qué estamos convirtiendo la casa de Dios? No vamos a Misa, no acudimos a rezar, los Sagrarios abandonados a diario, pero asistimos a un concierto en la Iglesia. ¡Interesante!
Segunda semana de Adviento, llegas a una Parroquia cualquiera de tu ciudad, para hacer un tiempo de oración y te encuentras la Iglesia transformada en un auditorio. ¿Pecado, sacrilegio o simplemente, en la Iglesia, todo vale?
El mismo lugar Sagrado, en el que por la mañana se estaba oficiando la Santa Misa, ahora, aparece invadido por un orfeón, para celebrar lo que aún no llegó: “la Navidad”. El Altar ocupado como si fuese la mesa de la cocina de nuestra casa, con todo tipo de objetos personales y el Párroco, el gran promotor, al micrófono, como un Matias Prat, haciendo las presentaciones. ¿Es esta la preparación de Adviento que nos proponen nuestras Parroquias?
Es frecuente y normal, que esto suceda en las Catedrales y Colegiatas, a lo largo de todo el año. Se puede decir, sin miedo a cometer una imprudencia, que son los grandes impulsores de semejantes atentados, enfocados a dinamitar la casa de Dios.
Se permite utilizar el Templo para todo tipo de actuaciones, desde visitas nocturnas con cenas en el claustro, hasta rodajes de películas, exhibiciones de bailes y danzas de todas las culturas y etnias…Así que…Llegado el tiempo de Villancicos, ¿Por qué no aderezar la aburrida vida Parroquial, con unos conciertos que pongan algo de color? ¿Qué mal puede haber en esto? Al contrario, aprovechando la ternura de las letras, se nos ofrece hasta como algo piadoso y recomendable: “La Parroquia, canta a la Navidad”. Y nadie piense que se está promoviendo un movimiento en contra de tocar la pandereta y cantar, NO, pero todo tiene, su espacio y lugar. Si estamos en el Tiempo de Adviento y queremos vivirlo plenamente, es un sin sentido ponernos a cantar que El Niño nació y está entre el buey y la mula. Lo propio de estos días, es recordar la Venida y ensalzar la figura de María.
El Tiempo de Navidad, es lo suficientemente largo, como para dar cabida a todos los conciertos y representaciones, que se quieran celebrar. No obstante, si esto se hace en un auditorio en vez de en la Iglesia, cada uno puede representar allí, lo que le venga en gana y cuando le venga en gana.
Sobre la idoneidad de los Templos como escenario para una actuación, sobra decir que aunque la Congregación para el Culto Divino quitó un documento sobre las normas a seguir, se supone que es algo excepcional, como por ejemplo, para escuchar un concierto de órgano, pero en absoluto quiere decir que, estos hechos, tengan que ser cotidianos. La mayoría de las Iglesias en las que hay conciertos Navideños, disponen de locales parroquiales, más aptos para el esparcimiento y la diversión, que el Templo.
¿Cómo podemos relegar a Nuestro Señor y quitarlo del Sagrario, en favor de un recital que en ocasiones es más propio de un piano swin que de la casa de Dios? Por no decir los casos más sangrantes, en los que se le deja en el Tabernáculo, mientras alrededor de Él, se da cabida a todo tipo de representaciones de lo que se llama “Belenes modernos”, en los que Jesús, nace en un semáforo, en vez de en el Portal. Sería de risa, sino fuera porque estamos hablando de una adulteración de los Evangelios y de un saqueo demoledor de nuestras Iglesias. Siendo realistas, cantos como “blanca Navidad”, “ande, ande la Mari Morena” y demás, por mucho que utilicen la palabra Belén, Jesús y María, en sus estrofas, no les garantiza la religiosidad de la letra. No obstante, en el caso de querer darle a los peces en el río, carácter sacro, lo más recomendable y aconsejable, es hacerlo a partir de la noche del 24 y mientras tanto, sumergirnos en el Tiempo de Adviento, ya que, si el Calendario Litúrgico nos recomienda la sobriedad musical en las Misas, no será para que al quitarse el Párroco la Casulla, sitiemos la Iglesia con la Orquesta Nacional de Viena tocando la Marcha Radetzky
“Las iglesias, por lo tanto, no pueden ser consideradas simplemente como lugares «públicos», disponibles para cualquier tipo de reuniones. Son lugares sagrados, es decir «separados», destinados con carácter permanente al culto de Dios, desde el momento de la dedicación o de la bendición” (Congregación para el Culto Divino)
Del Blog Abusos Liturgicos:
Censor Ecclesiasticus Archidioecesanus.
Si hacemos una encuesta brevísima en cualquier grupo se nos proporcionan ejemplos muy corrientes el día de hoy de abusos litúrgicos:
1. Abusos en la misa de niños: subirlos al altar, función de muñequitos, trenecito, etc.
2. Homilías sobre cosas triviales.
3. Padre Nuestro cantado y bailado o tomándose de la mano o haciendo olas como en el futbol.
4. Ornamentos incompletos: el sacerdote se viste como laico.
5. Bajan los sacerdotes a la nave de la Iglesia a predicar, parecen entretenedores.
6. Instrumentos musicales no adecuados, música estridente, melodías totalmente fuera de lugar.
7. Suben al pueblo al altar, como si fueran concelebrantes.
8. No dicen completo el canon de la Misa, omiten o añaden lo que se les antoja.
9. Ya no tocan campanas en los momentos más sagrados.
10. Cruzan las piernas los sacerdotes.
11. Fieles reparten la Sagrada Comunión, sin ser ministros y sin verdadera necesidad y purifican el cáliz y los copones como si fuera lavado de trastes y echan las partículas con el agua al drenaje común.
12. Faltan al respeto debido al templo los enamorados.
13. El momento de la paz es un desorden terrible.
14. No hacen genuflexión ante el Santísimo Sacramento.
15. Dejan abierto el Sagrario.
16. Cantos muy mundanos.
17. Intercalan el evangelio con el pueblo.
18. Usan lenguaje vulgar.
19. Ya no está la vela del Santísimo o hay muchas en número par.
20. La unción de los enfermos se da a los sanos y a veces en cada misa.
21. Se pone el sacerdote a la Salida a pedir dinero y no se pone a confesar ni antes ni después de misa; la gente es el único día que va a la iglesia y quiere confesarse; no puede venir en los horarios que ponen los sacerdotes entre semana.
22. Los sacerdotes usan ornamentos folclóricos y de estilos bizarros.
23. El Santísimo está fuera de la Iglesia.
24. La silla del sacerdote está en el lugar del Sagrario.
25. Los lectores son invitados a relatar algo en la Misa o a presentarse.
26. Dan testimonios en lugar de predicar.
27. No hay crucifijo en el altar.
28. Agua bendita a cubetazos o con pistolas de agua.
29. En lugar de los tres manteles blancos de lino o de algodón ponen un vidrio o un guardapolvo de colores.
30. En lugar de cálices, usan jarras y copas o cálices de barro poroso.
31. Misas en casas, en hoteles, en restorantes, a veces en la misma mesa donde luego comen y beben.
32. Una parte de la misa es en un lugar, y el resto es en otro.
33. Usan pan integral o pan fermentado para las hostias.
34. Canastitas para la Sagrada comunión.
35. En lugar de lino usan toallas de baño para manutergio.
36. Hostias gigantescas.
37. Cálices de barro y madera, y sin nudo para sujetarse como debe.
38. Iglesias y Altar como estadio de box o lucha libre.
39. Celebraciones en lugares donde se tienen espectáculos inmorales.
40. No hay cubre cáliz, cubre copón ni conopeo.
41. Acólitas que perturban a fieles y a los acólitos, que pierden toda esperanza de vocación sacaerdotal..
42. No hay purificaciones donde cae accidentalmente Nuestro Señor.
43. No guardan ayuno eucarístico.
44. Los fieles presentan manteles, candelabros, etc. en el ofertorio.
45. Canonizan a todos los difuntos.
46. En el lavatorio de pies usan mujeres.
47. En la Consagración sólo usan una mano para elevar la Hostia consagrada o se recargan echados sobre el altar.
48. Hay padres que usa mucho perfume y lociones.
49. No confiesan en el confesionario y a veces hacen cariños a las mujeres.
50. Ya no hay purificación de dedos.
51. Usan ornamentos exóticos.
52. Bailes en la misa.
53. Concelebraciones masivas, abusivas y con bailes.
54. Arquitectura de las Iglesias que todo parecen menos iglesias.
55. Dejan entrar a los animales.
56. Imágenes de personas no santas en el altar.
57. Cristos femeninos y pornográficos.
1. MIRAE CARITATIS: Carta encíclica de LEÓN XIII Sobre la Santísima Eucaristía
Del 28 de mayo de 1902.
… nada más feliz podemos desear Nos, próximos a partir de esta vida, que excitar en las almas y alentar en los espíritus los debidos afectos de gratitud y religión al admirable Sacramento, en el que juzgamos principalmente apoyar la esperanza y resultado de la paz y salvación tan buscadas por los cuidados y trabajos de todos.
No temer a los que atacan.
No faltarán quienes se sorprendan y quizás reciban con procaz animadversión este Nuestro intento de presentar semejantes remedios para ayudar a un siglo tan perturbado y lleno de miserias. La causa de esto es principalmente la soberbia; este vicio, introducido en las almas, debilita en ellas la fe cristiana (que pide el obsequio religiosísimo de la mente) haciendo necesariamente más tétrica la oscuridad en derredor de las cosas divinas, de tal modo que a muchos sea aplicable aquello de que blasfeman de lo que ignoran. Ahora bien; tan distante está de Nos separarnos del propósito iniciado, que es cierto, por el contrario, que con más vivo ardor insistimos en iluminar a los que están bien dispuestos, y en rogar a Dios, interponiendo las fraternales súplicas de las almas justas, perdone a los que blasfeman de las cosas santas (1902 MirCar 2).
Incrementa la Fe.
De este excelentísimo Sacramento, en el cual aparece admirablemente cómo los hombres se unen a la divina naturaleza, reciben gran incremento todo género de virtudes sobrenaturales. En primer término la fe. Siempre ha tenido la fe sus enemigos, pues aunque eleva la humana inteligencia con el conocimiento de altísimas cosas, por lo mismo que al abrir estos superiores horizontes, oculta su esencia, parece que en esto la humilla y deprime. Antiguamente se combatía ora uno ora otro de los artículos de la fe; después se encendió mucho más la guerra, llegándose hasta el extremo de negar todo el orden sobrenatural. Ahora bien; para restablecer en los espíritus el vigor y fervor de la fe nada más a propósito que el misterio eucarístico, llamado con toda propiedad misterio de fe; pues, ciertamente, cuanto hay de admirable y singular en los milagros y obras sobrenaturales se contiene en este: El Señor misericordioso hizo compendio de todas sus admirables obras, dio comida a los que le temen (1902 MirCar 9).
… la Eucaristía en el sentir de los Padres, debe considerarse como continuación y extensión de la Encarnación. Y en verdad; por ella la sustancia del Verbo encarnado se une con cada uno de los hombres; y se renueva de un modo admirable el supremo sacrificio del Calvario; lo cual profetizó Malaquías cuando dijo: En todo lugar se sacrifica y ofrece a mi nombre una oblación limpia[14]. A este milagro de los milagros acompañan innumerable multitud de prodigios: en él se interrumpen todas las leyes de la naturaleza; toda la sustancia de pan y vino se convierte en cuerpo y sangre de Cristo; las especies de pan y vino, sustentan, sin sujeto, por virtud divina: el cuerpo de Cristo está presente en tantos lugares en cuantos al mismo tiempo se hace el Sacramento. Cuanto mayor sea el obsequio de la mente hacia tan gran Sacramento, tanto más le confirman y ayudan los prodigios realizados en su honor en tiempos pasados y presentes, y de los cuales consérvanse en multitud de lugares insignes monumentos. Con este Sacramento se alimenta la fe, se nutre la mente, se desvanecen los errores del racionalismo, y se ilumina en gran manera el orden sobrenatural (1902 MirCar 10).
2. QUAM SINGULARI (San Pío Décimo)
8 Agosto 1910.
Dejad que los niños vengan a mí.
I) La edad de la discreción, tanto para la confesión como para la Sagrada Comunión, es aquella en la cual el niño empieza a raciocinar; esto es, los siete años, sobre poco más o menos. Desde este tiempo empieza la obligación de satisfacer ambos preceptos de Confesión y Comunión.
II) Para la primera confesión y para la primera Comunión, no es necesario el pleno y perfecto conocimiento de la doctrina cristiana. Después, el niño debe ir poco a poco aprendiendo todo el Catecismo, según los alcances de su inteligencia.
III) El conocimiento de la religión, que se requiere en el niño para prepararse convenientemente a la primera Comunión, es aquel por el cual sabe, según su capacidad, los misterios de la fe, necesarios con necesidad de medio, y la distinción que hay entre el Pan Eucarístico y el pan común y material, a fin de que pueda acercarse a la Sagrada Eucaristía con aquella devoción que puede tenerse a su edad.
IV) El precepto de que los niños confiesen y comulguen afecta principalmente a quienes deben tener cuidado de los mismos, esto es, a sus padres, al confesor, a los maestros y al párroco. Al padre, o a aquellos que hagan sus veces, y al confesor, según el Catecismo Romano, pertenece admitir los niños a la primera Comunión.
VII) La costumbre de no admitir a la Confesión a los niños o de no absolverlos nunca, habiendo ya llegado al uso de la razón, debe en absoluto reprobarse, por lo cual los Ordinarios locales, empleando, si es necesario, los medios que el derecho les concede, cuidarán de desterrar por completo esta costumbre.
VIII) Es de todo punto detestable el abuso de no administrar el viático y la extremaunción a los niños que han llegado al uso de la razón, y enterrarlos según el rito de los párvulos. A los que no abandonen esta costumbre castíguenlos con rigor los Ordinarios locales.
S. S. Pío XII
3. MEDIATOR DEI: Sobre la Sagrada Liturgia
20 de noviembre de 1947.
Preocupación.
… Nuestro deber Nos obliga a seguir con atención esta renovación, a la manera en que algunos la conciben y de cuidar diligentemente que las iniciativas no sean ni excesivas ni defectuosas (1947 MedDei 10).
Ahora bien, si por una parte comprobamos con dolor que en algunas regiones el sentido, el conocimiento y el estudio de la Liturgia son escasos o casi nulos, por otra notamos, con temerosa preocupación, que algunos están demasiado ávidos de novedad y se alejan del camino de la sana doctrina y de la prudencia, mezclando a la intención y al deseo de una renovación litúrgica, algunos principios que, en teoría o en práctica, comprometen esta santísima causa y a veces también la contaminan con errores que afectan a la Fe católica y a la doctrina ascética (1947 MedDei 11).
La pureza de la Fe y de la Moral debe ser la norma característica de esta sagrada disciplina, que debe conformarse absolutamente a las sapientísimas enseñanzas de la Iglesia. Es, por tanto, Nuestro deber alabar y aprobar todo aquello que está bien hecho y contener o reprobar todo lo que se desvía del camino justo y verdadero (1947 MedDei 12).
No crean, sin embargo, los pusilánimes que tienen nuestra aprobación porque reprendamos a los que yerran y pongamos freno a los audaces; ni los imprudentes se crean alabados cuando corregimos a los negligentes y perezosos (1947 MedDei 13).
Excesos contra la verdadera doctrina litúrgica.
… hay que reprochar severamente la temeraria osadía de aquellos que de propósito introducen nuevas costumbres litúrgicas o hacen revivir ritos ya caídos en desuso y que no concuerdan con las leyes y rúbricas vigentes. No sin gran dolor sabemos que esto sucede en cosas no sólo de poca, sino también de gravísima importancia … (1947 MedDei 76).
Lengua latina.
El empleo de la lengua latina, vigente en una gran parte de la Iglesia, es un claro y noble signo de unidad y un eficaz antídoto contra toda corrupción de la pura doctrina (1947 MedDei 77).
Novedades dizque basadas en la antigüedad.
La Liturgia de la época antigua es, sin duda, digna de veneración; pero una costumbre antigua no es, por el solo motivo de su antigüedad, la mejor, sea en sí misma, sea en su relación con los tiempos posteriores y las nuevas condiciones establecidas. También los ritos litúrgicos más recientes son respetables, porque han nacido bajo el influjo del Espíritu Santo, que está con la Iglesia hasta la consumación del mundo, y son medios de los cuales se sirve la Esposa Santa de Jesucristo para estimular y procurar la santidad de los hombres (1947 MedDei 78).
Es ciertamente cosa santa y digna de toda alabanza recurrir con la mente y con el alma a las fuentes de la Sagrada Liturgia, porque su estudio, remontándose a los orígenes, ayuda no poco a comprender el significado de las fiestas y a indagar con mayor profundidad y exactitud el sentido de las ceremonias; pero, ciertamente, no es tan santo y loable el reducir todas las cosas a las antiguas (1947 MedDei 79).
Así, para poner un ejemplo, está fuera del recto camino el que quiere devolver al Altar su antigua forma de mesa; el que quiere excluir de los ornamentos el color negro; el que quiere eliminar de los templos las imágenes y estatuas sagradas; el que quiere que las imágenes del Redentor crucificado se presenten de manera que su Cuerpo no manifieste los dolores acerbísimos que padeció; finalmente, el que reprueba el canto polifónico, aun cuando esté conforme con las normas emanadas de la Santa Sede (1947 MedDei 80).
… no estaría animado de un celo recto e inteligente el que quisiese volver a los antiguos ritos y usos, rechazando las nuevas normas introducidas, por disposición de la Divina Providencia, debido al cambio de las circunstancias (1947 MedDei 81).
En efecto, este modo de pensar y de obrar, hace revivir el excesivo e insano arqueologismo suscitado por el Concilio ilegítimo de Pistola, y se esfuerza en resucitar los múltiples errores que fueron las premisas de aquel conciliábulo y le siguieron con gran daño de las almas, y que la Iglesia, vigilante custodio del «depósito de la Fe», que le ha sido confiado por su divino Fundador, condenó con justo derecho. En efecto, deplorables propósitos e iniciativas tienden a paralizar la acción santificadora, con la cual la Sagrada Liturgia dirige saludablemente al Padre a sus hijos de adopción (1947 MedDei 82).
Participación de los fieles en el Sacrificio Eucarístico.
… el hecho de que los fieles tomen parte en el Sacrificio Eucarístico no significa, sin embargo, que gocen de poderes sacerdotales (1947 MedDei 102).
Hay en efecto, en nuestros días, algunos que, acercándose a errores ya condenados, enseñan que en el Nuevo Testamento, con el nombre de Sacerdocio, se entiende solamente algo común a todos los que han sido purificados en la fuente sagrada del Bautismo; y que el precepto dado por Jesús a los Apóstoles en la última Cena de que hiciesen lo que El había hecho, se refiere directamente a toda la Iglesia de fieles; y que el Sacerdocio jerárquico no se introdujo hasta más tarde. Sostienen por esto que el pueblo goza de una verdadera potestad sacerdotal, mientras que el Sacerdote actúa únicamente por oficio delegado de la comunidad. Creen, en consecuencia, que el Sacrificio Eucarístico es una verdadera y propia «concelebración», y que es mejor que los sacerdotes «concelebren» juntamente con el pueblo presente, que el que ofrezcan privadamente el Sacrificio en ausencia de éstos (1947 MedDei 103).
Inútil es explicar hasta qué punto estos capciosos errores estén en contradicción con las verdades antes demostradas, cuando hemos hablado del puesto que corresponde al Sacerdote en e1 Cuerpo Místico de Jesús. Recordemos solamente que el Sacerdote hace las veces del pueblo, porque representa a la Persona de Nuestro Señor Jesucristo, en cuanto El es Cabeza de todos los miembros y se ofreció a Sí mismo por ellos: por esto va al altar, como Ministro de Cristo, siendo inferior a El, pero superior al pueblo. El pueblo, en cambio, no representando por ningún motivo a la Persona del Divino Redentor, y no siendo mediador entre sí mismo y Dios, no puede en ningún modo gozar de poderes sacerdotales (1947 MedDei 104).
Exageraciones sobre la participación.
… no podemos por menos de deplorar vivamente las exageraciones y las desviaciones de la verdad, que no concuerdan con los genuinos preceptos de la Iglesia (1947 MedDei 116).
Algunos, en efecto, reprueban por completo las Misas que se celebran en privado y sin la asistencia del pueblo, como si se desviasen de la forma primitiva del Sacrificio; no falta tampoco quien afirma que los Sacerdotes no pueden ofrecer la Víctima divina al mismo tiempo en varios altares, porque de esta forma disocian la comunidad y ponen en peligro su unidad; asimismo, tampoco faltan quienes llegan hasta el punto de creer necesaria la confirmación y ratificación del Sacrificio por parte del pueblo, para que pueda tener su fuerza y eficacia (1947 MedDei 117).
Erróneamente se apela en este caso a la índole social del Sacrificio Eucarístico. En efecto, cada vez que el Sacerdote repite lo que hizo el Divino Redentor en la última Cena, el Sacrificio es realmente consumado y tiene siempre y en cualquier lugar, necesariamente y por su intrínseca naturaleza, una función pública y social en cuanto el oferente obra en nombre de Cristo y de los cristianos, de los cuales el Divino Redentor es la Cabeza, y lo ofrece a Dios por la Santa Iglesia Católica, por los vivos y por los difuntos. Y esto se verifica ciertamente lo mismo si asisten los fieles -que Nos deseamos y recomendamos que estén presentes, numerosísimos y fervorosísimos- como si no asisten, no siendo en forma alguna necesario que el pueblo ratifique lo que hace el Sagrado Ministro (1947 MedDei 118).
Si bien de lo que hemos dicho resulta claramente que el Santo Sacrificio de la Misa es ofrecido válidamente en nombre de Cristo y de la Iglesia, no está privado de sus frutos sociales, aun cuando se celebre sin asistencia dé ningún acólito, no obstante, y por la dignidad de este Ministerio, queremos é insistimos -como por otra parte siempre lo mandó la Santa Madre Iglesia- en que ningún Sacerdote se acerque al Altar si no hay quien le asista y le responda … (1947 MedDei 119).
Excesos en los medios para promover esta participación.
Son, pues, dignos de alabanza aquellos que, a fin de hacer más factible y fructuosa para el pueblo cristiano la participación en el Sacrificio Eucarístico … tienden a hacer de la Liturgia, aun externamente, una acción sagrada en la que comuniquen de hecho todos los asistentes. Esto puede realizarse de varias formas, a saber: cuando todo el pueblo, según las normas rituales, o bien responde disciplinadamente a las palabras del Sacerdote, o sigue los cantos correspondientes a las distintas partes del Sacrificio, o hace las dos cosas, o, finalmente, cuando en las Misas solemnes responde alternativamente a las oraciones del Ministro de Jesucristo y se asocia al canto litúrgico (1947 MedDei 128).
Estas maneras de participar en el Sacrificio son dignas de alabanza y aconsejables cuando obedecen escrupulosamente a los preceptos de la Iglesia. Están ordenadas sobre todo a alimentar y fomentar la piedad de los cristianos y a su íntima unión con Cristo y con su Ministro visible, y a estimular aquellos sentimientos y aquellas disposiciones de ánimo con las que es preciso que nuestra alma se configure al Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento (1947 MedDei 129).
Pero si bien demuestran de modo exterior que el Sacrificio, por su naturaleza, en cuanto es realizado por el Mediador entre Dios y los hombres, ha de considerarse obra de todo el Cuerpo Místico de Cristo, no son necesarias para constituir su carácter público y común (1947 MedDei 130).
Además la Misa «dialogada» no puede sustituir a la Misa solemne, la cual, aun cuando sea celebrada con la sola presencia de los Ministros, goza de una particular dignidad por la majestad de los ritos y el aparato de las ceremonias, aunque su esplendor y su solemnidad aumenten en grado máximo, si, como la Iglesia desea, asiste un pueblo numeroso y devoto (1947 MedDei 131).
Hay que advertir también. que están fuera de la verdad y del camino de la recta razón aquellos que, arrastrados por falsas opiniones, atribuyen a todas estas circunstancias tanto valor que no dudan en afirmar que, al omitirlas, la acción sagrada no puede alcanzar el fin prefijado (1947 MedDei 132).
No pocos fieles, en efecto, son incapaces de usar el «Misal Romano», aun cuando esté escrito en lengua vulgar, y no todos están en condiciones de comprender rectamente, como conviene, los ritos y las ceremonias litúrgicas. El ingenio, el carácter y la índole de los hombres son tan variados y diferentes, que no todos pueden ser igualmente impresionados y guiados por las oraciones, los cantos o las acciones sagradas realizadas en común. Además, las necesidades y las disposiciones de las almas no son iguales en todos ni son siempre las mismas en cada, persona. ¿Quién, pues, podrá decir, movido de tal prejuicio, que todos estos cristianos no pueden participar en el Sacrificio Eucarístico y gozar sus beneficios? Pueden ciertamente hacerlo de otras maneras, que a algunos les resultan fáciles, como por ejemplo, meditando piadosamente los misterios de Jesucristo o realizando ejercicios de piedad y rezando otras oraciones, que, aunque diferentes en la forma de los sagrados ritos, corresponden a ellos por su naturaleza (1947 MedDei 133).
No es necesaria la Comunión Eucarística de los fieles, pero es de consejo.
Se alejan, pues, del camino de la verdad aquellos que se niegan a celebrar si el pueblo cristiano no se acerca a la Mesa divina; y todavía más se alejan aquellos que, por sostener la absoluta necesidad de que los fieles se nutran del alimento eucarístico juntamente con el Sacerdote, afirman capciosamente que no se trata tan sólo de un Sacrificio, sino de un Sacrificio y de un convite de fraterna comunión y hacen de la santa Comunión, realizada en común casi el punto supremo de toda la celebración (1947 MedDei 140).
Hay que afirmar una vez más que el Sacrificio Eucarístico consiste esencialmente en la inmolación cruenta de la Víctima divina, inmolación que es místicamente manifestada por la separación de las sagradas Especies y por la oblación de las mismas hecha al Eterno Padre. La santa Comunión pertenece a la integridad del Sacrificio y a la participación en él por medio de la Comunión del augusto Sacramento, y aunque es absolutamente necesaria al Ministro sacrificante, en lo que toca a los fieles sólo es evidentemente recomendable (1947 MedDei 141).
Sin embargo, no faltan a veces las causas, ni son raras las ocasiones en que el Pan Eucarístico es distribuido antes o después del mismo Sacrificio y también que se comulgue, aunque la Comunión se distribuya inmediatamente después de la del Sacerdote, con Hostias consagradas anteriormente. También en esos casos, como por otra parte ya hemos advertido, el pueblo participa en verdad en el Sacrificio Eucarístico y puede, a veces con mayor facilidad, acercarse a la Mesa de la Vida eterna (1947 MedDei 149).
Acción de gracias después de la Comunión.
La acción sagrada, que está regulada por particulares normas litúrgicas, no dispensa, después de haber sido realizada, de la acción de gracias, a aquel que ha gustado del alimento celestial; antes bien, es muy conveniente que, después de haber recibido el alimento eucarístico, y terminados los ritos públicos, se recoja íntimamente unido al Divino Maestro, se entretenga con El en dulcísimo y saludable coloquio durante el tiempo que las circunstancias le permitan (1947 MedDei 151).
Se alejan, por tanto, del recto camino de la verdad, aquellos que, aferrándose a las palabras más que al espíritu, afirman y enseñan que acabada la Misa no se debe prolongar la acción de gracias, no sólo porque el Sacrificio del Altar es ya por su naturaleza una Acción de Gracias, sino también porque esto es gestión de la piedad privada y personal y no del bien de la comunidad (1947 MedDei 152).
De cuanto ha sido expuesto, aparece claramente, Venerables Hermanos, lo alejados que están del verdadero y genuino concepto de la liturgia aquellos escritores modernos que, engañados por una pretendida disciplina mística superior, se atreven a afirmar que no debemos concentrarnos sobre el Cristo histórico, sino sobre el Cristo <
4. VETERUM SAPIENTIA: RENACIMIENTO, ESTUDIO Y USO DEL LATÍN
Constitución Apostólica del Papa Juan XXIII
22 febrero 1962.
Disposiciones del Papa para un renacimiento del estudio y del uso del latín.
… Nos, en la segura conciencia de Nuestra misión y de Nuestra autoridad, determinamos y ordenamos cuanto sigue:
1. Tanto los Obispos como los Superiores Generales de Ordenes Religiosas provean para que en sus Seminarios y Escuelas, en donde los jóvenes son preparados para el sacerdocio, todos se muestren en este punto dóciles a la voluntad de la Sede Apostólica, y se atengan escrupulosamente a estas Nuestras prescripciones.
2. Velen igualmente con paternal solicitud para que ninguno de sus súbditos, por afán de novedad, escriba contra el uso de la lengua latina tanto en la enseñanza de las sagradas disciplinas como en los sagrados ritos de la Liturgia ni, movidos por prejuicios, disminuya en esta materia la fuerza preceptiva de la voluntad de la Sede Apostólica y altere su sentido.
3. Como se halla establecido tanto por el Código de Derecho Canónico (can. 1.364) como por Nuestros Predecesores, los aspirantes al sacerdocio, antes de empezar los estudios propiamente eclesiásticos, sean instruidos con sumo cuidado en la lengua latina por profesores muy expertos, con método adecuado y por un período de tiempo apropiado, para que no suceda luego que, al llegar a las disciplinas superiores, no puedan, por culpable ignorancia del latín, comprenderlas plenamente, y aún menos ejercitarse en las disputas escolásticas con las que las mentes de los jóvenes se adiestran en la defensa de la verdad. Y esto entendemos que valga también para los que han sido llamados al sacerdocio por Dios ya maduros en edad, sin haber hecho ningún estudio clásico o demasiado insuficiente. Nadie, en efecto, habrá de ser admitido al estudio de las disciplinas filosóficas o teológicas si antes no ha sido plenamente instruido en esta lengua y si no domina su uso.
4. Si en algún país el estudio de la lengua latina ha sufrido en algún modo disminuciones en daño de la verdadera y sólida formación, por haber las escuelas eclesiásticas asimilando los programas de estudio de las públicas, deseamos que allí se conceda de nuevo el tradicional lugar reservado a la enseñanza de esta lengua; ya que todos deben convencerse de que también en este punto hay que tutelar escrupulosamente las exigencias propias de la formación de los futuros sacerdotes, no tan sólo por lo que se refiere al número y calidad de las materias sino también por lo que concierne al tiempo que debe atribuirse a su enseñanza. Que si, por circunstancias de tiempo y de lugar, otras materias hubiesen de ser añadidas a las en uso, entonces o habrá que ampliar la duración de los estudios o esas disciplinas habrán de darse en forma compendiosa, o habrá que dejar su estudio para otro tiempo.
5. Las principales disciplinas sagradas, como se ha ordenado en varias ocasiones, deben ser enseñadas en latín, lengua que por el uso desde hace tantos siglos sabemos que es apropiadísima para explicar con facilidad y con claridad singular la íntima y profunda naturaleza de las cosas[16], porque a más de haberse enriquecido ya desde hace muchos siglos con vocablos propios y bien definidos en el sentido y por lo tanto adecuados para mantener íntegro el depósito de la fe católica, es al mismo tiempo muy adecuada para que se evite la superflua verbosidad. Por lo tanto, los que en las Universidades o en Seminarios enseñen estas disciplinas están obligados a hablar en latín y a servirse de textos escritos en latín. Que si, por ignorancia de la lengua latina, no pueden convenientemente cumplir con estas prescripciones de la Santa Sede, poco a poco sean remplazados por otros profesores más idóneos. Las dificultades, por otra parte, que pueden venir por parte de los alumnos o de los profesores, deben ser superadas por la firme voluntad de los Obispos y Superiores Religiosos, y por la dócil y buena voluntad de los maestros.
6. Dado que la lengua latina es lengua viva dela Iglesia, con el fin de que sea adecuada a las necesidades lingüísticas día a día mayores, y para que sea enriquecida con nuevos vocablos propios y adecuados, en manera uniforme, universal y conforme con la índole de la antigua lengua latina -manera ya seguida por los Santos Padres y por los mejores escritores escolásticos-, damos mandato a la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades de Estudios, con el fin de que cuiden de fundar un Instituto Académico de la lengua latina. Este Instituto, que habrá de tener su propio cuerpo de profesores expertísimos en las lenguas latina y griega provenientes de las diversas partes del mundo, tendrá como finalidad principal -como ocurre con las Academias Nacionales, fundadas para promover las respectivas lenguas- la de dirigir el ordenado desarrollo de la lengua latina, enriqueciendo , si es preciso, el léxico de palabras que sean conformes con la índole y colorido propio; y al mismo tiempo disponer de escuelas de latín de todas las edades y sobre todo de la edad cristiana. En estas escuelas serán formados en el conocimiento más pleno y profundo del latín, en su uso, en el estilo propio y elegante, los que están destinados a enseñarlo en los Seminarios y Colegios Eclesiásticos, o a escribir decretos, sentencias y cartas en los Ministerios de la Santa Sede, en las Curias Episcopales y en las Oficinas de las Ordenes Religiosas.
7. Hallándose la lengua latina estrechamente ligada a la griega por la naturaleza de su conformación y por la importancia de las obras que nos han sido legadas, también en ella, como han ordenado a menudo Nuestros Predecesores, habrán de ser instruidos los futuros ministros del altar desde las escuelas inferiores a medias, con el fin de que cuando estudien las disciplinas superiores y sobre todo si aspiran a los grados académicos en Sagrada Escritura y en Teología, puedan señalar y rectamente comprender no solamente las fuentes griegas de la filosofía escolástica, sino también los textos originales de la Sagrada Escritura, de la Liturgia y de los Santos Padres Griegos[17].
8. Damos orden asimismo a la Sagrada Congregación de Estudios para que prepare un Ordenamiento de los estudios de latín -que habrá de ser observado por todos fielmente- y tal que proporcione a cuantos lo sigan un conveniente conocimiento y uso de esta lengua.
Este programa podrá, por exigencias particulares, ser ordenado de otro modo por las diversas Comisiones de Ordinarios, sin que, sin embargo, sea jamás cambiada o atenuada su naturaleza y su fin. Sin embargo, los Ordinarios no crean poder realizar proyectos sin que la Sagrada Congregación los haya examinado y aprobado primeramente.
Cuanto con esta Nuestra Constitución hemos establecido, decretado, ordenado y solicitado, pedimos y mandamos con Nuestra autoridad que se mantenga definitivamente firme y sancionado, y que ninguna otra prescripción o concesión, incluso digna de mención especial, tenga ya vigor contra esta orden.
Concilio Ecuménico Vaticano Segundo.
CONSTITUCIÓN
5. SACROSANCTUM CONCILIUM SOBRE LA SAGRADA LITURGIA
4 de diciembre de 1963.
… no se introduzcan innovaciones si no lo exige una utilidad verdadera y cierta de la Iglesia (1963 SConc 23).
Lengua litúrgica.
Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular (1963 SConc 36,1).
Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde (1963 SConc 54).
Rito del matrimonio.
Si en alguna parte están en uso otras laudables costumbres y ceremonias en la celebración del Sacramento del Matrimonio, el Santo Sínodo desea ardientemente que se conserven (1963 SConc 77).
Uso del latín o de la lengua vernácula.
De acuerdo con la tradición secular del rito latino, en el Oficio divino se ha de conservar para los clérigos la lengua latina (1963 SConc 101,1).
Penitencia individual y social.
… téngase como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes el Viernes de la Pasión y Muerte del Señor y aun extenderse, según las circunstancias, al Sábado Santo … (1963 SConc 110).
Canto gregoriano y canto polifónico
La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas. Los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse en la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica (1963 SConc 116).
Órgano de tubos y otros instrumentos.
Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales (1963 SConc 120).
Arte auténticamente sacro.
sean excluidas de los templos y demás lugares sagrados aquellas obras artísticas que repugnen a la fe, a las costumbres y a la piedad cristiana y ofendan el sentido auténticamente religioso, ya sea por la depravación de las formas, ya sea por la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte (1963 SConc 124).
Imágenes sagradas.
Manténgase firmemente la práctica de exponer imágenes sagradas a la veneración de los fieles … (1963 SConc 125).
6. Instrucción INTER OECUMENICI
26 de septiembre de 1964
Para aplicar debidamente la Constitución Sacrosanctum Consilium, sobre la sagrada
liturgia, publicada por la Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium.
Lengua del Oficio divino.
En la recitación del Oficio divino en el coro, los clérigos están obligados a usar la lengua latina (1964 IntOec 85).
… en modo alguno se pretende derogar la obligación que tiene todo Sacerdote de rito latino de aprender la lengua latina (1964 IntOec 87).
Es preciso que los Breviarios que han de utilizar los clérigos a quienes se concede el uso de la lengua vernácula en la recitación del Oficio divino, según la Constitución, 32 contengan también el texto latino, además de la traducción vernácula (1964 IntOec 89).
Reserva de la Eucaristía.
La sagrada Eucaristía se reservará en un sagrario sólido e inviolable, colocado en medio del altar mayor … (1964 IntOec 95).
03sep1965 Carta Encíclica
7. MYSTERIUM FIDEI
de su Santidad Pablo Vi sobre la doctrina y culto de la Sagrada Eucaristía (1965 MysFid).
Motivos de preocupación.
… no faltan, precisamente … motivos de grave solicitud pastoral y de preocupación, sobre los cuales no nos permite callar la conciencia de nuestro deber apostólico … hay algunos que divulgan ciertas opiniones acerca de las misas privadas, del dogma de la transustanciación y del culto eucarístico, que perturban las almas de los fieles, causándoles no poca confusión en las verdades de la fe, como si a cualquiera le fuese lícito olvidar la doctrina, una vez definida por la Iglesia, o interpretarla de modo que el genuino significado de las palabra o la reconocida fuerza de los conceptos queden enervados.
… no se puede … exaltar tanto la misa, llamada comunitaria, que se quite importancia a la misa privada;
ni insistir tanto en la naturaleza del signo sacramental como si el simbolismo, que ciertamente todos admiten en la sagrada Eucaristía, expresase exhaustivamente el modo de la presencia de Cristo en este sacramento;
ni tampoco discutir sobre el misterio de la transustanciación sin referirse a la admirable conversión de toda la sustancia del pan en el cuerpo de Cristo y de toda la sustancia del vino en su sangre, conversión de la que habla el Concilio de Trento, de modo que se limitan ellos tan sólo a lo que llaman transignificación y transfinalización;
como, finalmente, no se puede proponer y aceptar la opinión, según la cual en las hostias consagradas, que quedan después de celebrado el santo sacrificio de la misa, ya no se halla presente Nuestro Señor Jesucristo.
Todos comprenden cómo en estas opiniones y en otras semejantes, que se van divulgando, reciben gran daño la fe y el culto de la divina Eucaristía…
… no podemos aprobar las opiniones que defienden, y sentimos el deber de avisaros sobre el grave peligro que esas opiniones constituyen para la recta fe. (1965 MysFid n 2).
Nuestra fe.
… al investigar este misterio sigamos como una estrella el magisterio de la Iglesia, a la cual el divino Redentor ha confiado la Palabra de Dios, escrita o transmitida oralmente, para que la custodie y la interprete, convencidos de que aunque no se indague con la razón, aunque no se explique con la palabra, es verdad, sin embargo, lo que desde la antigua edad con fe católica veraz se predica y se cree en toda la Iglesia. …
La norma, pues, de hablar que la Iglesia, con un prolongado trabajo de siglos, no sin ayuda del Espíritu Santo, ha establecido, confirmándola con la autoridad de los concilios, norma que con frecuencia se ha convertido en contraseña y bandera de la fe ortodoxa, debe ser religiosamente observada, y nadie, a su propio arbitrio o so pretexto de nueva ciencia, presuma cambiarla (1965 MysFid n 3).
Se debe decir: el Sacrificio de la Misa.
Porque toda misa, aunque sea celebrada privadamente por un sacerdote, no es acción privada, sino acción de Cristo y de la Iglesia, la cual, en el sacrifico que ofrece, aprende a ofrecerse a sí misma como sacrificio universal, y aplica a la salvación del mundo entero la única e infinita virtud redentora del sacrificio de la Cruz (1965 MysFid n 5).
Exhortación para promover el culto eucarístico
… durante el día, que los fieles no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, que ha de estar reservado con el máximo honor en el sitio más noble de las iglesias, conforme a las leyes litúrgicas, pues la visita es señal de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Nuestro Señor, allí presente.
… la Eucaristía es conservada en los templos y oratorios como centro espiritual de la comunidad religiosa y de la parroquial, más aún, de la Iglesia universal y de toda la humanidad, puesto que bajo el velo de las sagradas especies contiene a Cristo, Cabeza invisible de la Iglesia, Redentor del mundo, centro de todos los corazones, por quien son todas las cosas y nosotros por El.
… los religiosos, hombres y mujeres … se dedican de modo especial a la adoración del Santísimo Sacramento, y son como su corona aquí en la tierra, en virtud de los votos que han hecho (1965 MysFid n 8).
========================
5. … es muy distinto el modo, verdaderamente sublime, con el cual Cristo está presente a su Iglesia en el sacramento de la Eucaristía, que por ello es, entre los demás sacramentos, el más dulce por la devoción, el más bello por la inteligencia, el más santo por el contenido; ya que contiene al mismo Cristo y es como la perfección de la vida espiritual y el fin de todos los sacramentos.
7. La Iglesia católica rinde este culto latréutico al sacramento eucarístico, NO SÓLO DURANTE LA MISA, SINO TAMBIÉN FUERA DE SU CELEBRACIÓN, CONSERVANDO CON LA MÁXIMA DILIGENCIA LAS HOSTIAS CONSAGRADAS, PRESENTÁNDOLAS A LA SOLEMNE VENERACIÓN DE LOS FIELES CRISTIANOS …
8. Os rogamos, pues … que custodiéis pura e íntegra en el pueblo, confiado a vuestro cuidado y vigilancia, esta fe que nada desea tan ardientemente como guardar una perfecta fidelidad a la palabra de Cristo y de los Apóstoles, rechazando en absoluto todas las opiniones falsas y perniciosas, y que promováis, sin rehuir palabras ni fatigas, el culto eucarístico, al cual deben conducir finalmente todas las otras formas de piedad.
… El deseo de Jesús y de la Iglesia de que todos los fieles se acerquen diariamente al sagrado banquete, consiste sobre todo en esto: que los fieles, unidos a Dios por virtud del sacramento, saquen de él fuerza para dominar la sensualidad, para purificar de las leves culpas cotidianas y para evitar los pecados graves a los que está sujeto la humana fragilidad.
… durante el día … no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, QUE HA DE ESTAR RESERVADO CON EL MÁXIMO HONOR EN EL SITIO MÁS NOBLE DE LAS IGLESIAS … pues la visita es señal de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Nuestro Señor, allí presente.
… no sólo mientras se ofrece el sacrificio y se realiza el sacramento, sino también después, mientras la Eucaristía es conservada en las iglesias y oratorios, Cristo es verdaderamente el Emmanuel, es decir, «Dios con nosotros». Porque día y noche está en medio de nosotros, habita con nosotros lleno de gracia y de verdad [68]; ordena las costumbres, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles, incita a su imitación a todos que a El se acercan, de modo que con su ejemplo aprendan a ser mansos y humildes de corazón, y a buscar no ya las cosas propias, sino las de Dios. Y así todo el que se vuelve hacia el augusto sacramento eucarístico con particular devoción y se esfuerza en amar a su vez con prontitud y generosidad a Cristo que nos ama infinitamente, experimenta y comprende a fondo, no sin gran gozo y aprovechamiento del espíritu, cuán preciosa es la vida escondida con Cristo en Dios y cuánto sirve estar en coloquio con Cristo: nada más dulce, nada más eficaz para recorrer el camino de la santidad.
… la Eucaristía es conservada en los templos y oratorios como centro espiritual de la comunidad religiosa y de la parroquial, más aún, de la Iglesia universal y de toda la humanidad, puesto que bajo el velo de las sagradas especies contiene a Cristo, Cabeza invisible de la Iglesia, Redentor del mundo, centro de todos los corazones, por quien son todas las cosas y nosotros por El.
8. Musicam sacram,
de 5 de marzo de 1967
La lengua que se ha de emplear en las acciones litúrgicas que se celebran con canto y la conservación del tesoro de música sagrada.
Conforme a la Constitución sobre la sagrada liturgia, «se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos (1967 MuSacr 47).
Los pastores de almas cuidarán de que, además de en lengua vernácula, «los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del Ordinario de la misa que les corresponde».
48. Allí donde se haya introducido el uso de la lengua vernácula en la celebración de la misa, los Ordinarios juzgarán si es oportuno mantener una o varias misas celebradas en latín –especialmente la misa cantada– en algunas iglesias, sobre todo en las grandes ciudades, que reúnan suficiente número de fieles de diversas lenguas.
49. Por lo que se refiere al uso de la lengua latina o vernácula en las sagradas celebraciones de los seminarios, obsérvense las normas de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades sobre la formación litúrgica de los alumnos.
Los miembros de Institutos que profesan los consejos evangélicos observen en esto las normas de la Carta apostólica Sacrificium laudis, de 15 de agosto de 1966, y de la Instrucción sobre la lengua que han de emplear los religiosos en la celebración del Oficio divino y de la misa conventual o comunitaria, dada por esta Sagrada Congregación de Ritos el 23 de noviembre de 1965.
50. En las acciones litúrgicas con canto que se celebran en latín:
a) El canto gregoriano, como propio de la liturgia romana, en igualdad de circunstancias ocupará el primer lugar. Empléense oportunamente para ello las melodías que se encuentran en las ediciones típicas.
b) «También conviene que se prepare una edición que contenga modos más sencillos, para uso de las iglesias menores.»35
c) Las otras composiciones musicales escritas a una o varias voces, tanto si están tomadas del tesoro musical tradicional como si son nuevas, serán tratadas con honor, favorecidas y utilizadas según se juzgue oportuno.36
51. Teniendo en cuenta las condiciones locales, la utilidad pastoral de los fieles y el carácter de cada lengua, los pastores de almas juzgarán si las piezas del tesoro de música sagrada compuestas en el pasado para textos latinos, además de su utilización en las acciones litúrgicas celebradas en latín, pueden, sin inconveniente, ser utilizadas también en aquellas que se realizan en lengua vernácula. En efecto, nada impide que en una misma celebración algunas piezas se canten en una lengua diferente.
52. Para conservar el tesoro de la música sagrada y promover debidamente nuevas creaciones, «dése mucha importancia a la enseñanza y a la práctica musical en los seminarios, en los noviciados de religiosos de ambos sexos y en las casas de estudios, así como también en los demás institutos y escuelas católicas» y principalmente en los Institutos superiores especialmente destinados a esto.37 Debe promoverse ante todo el estudio y la práctica del canto gregoriano, ya que, por sus cualidades propias, sigue siendo una base de gran valor para la cultura en música sagrada.
8. Os rogamos, pues … que custodiéis pura e íntegra en el pueblo, confiado a vuestro cuidado y vigilancia, esta fe que nada desea tan ardientemente como guardar una perfecta fidelidad a la palabra de Cristo y de los Apóstoles, rechazando en absoluto todas las opiniones falsas y perniciosas, y que promováis, sin rehuir palabras ni fatigas, el culto eucarístico, al cual deben conducir finalmente todas las otras formas de piedad.
… El deseo de Jesús y de la Iglesia de que todos los fieles se acerquen diariamente al sagrado banquete, consiste sobre todo en esto: que los fieles, unidos a Dios por virtud del sacramento, saquen de él fuerza para dominar la sensualidad, para purificar de las leves culpas cotidianas y para evitar los pecados graves a los que está sujeto la humana fragilidad.
… durante el día … no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, QUE HA DE ESTAR RESERVADO CON EL MÁXIMO HONOR EN EL SITIO MÁS NOBLE DE LAS IGLESIAS … pues la visita es señal de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Nuestro Señor, allí presente.
… no sólo mientras se ofrece el sacrificio y se realiza el sacramento, sino también después, mientras la Eucaristía es conservada en las iglesias y oratorios, Cristo es verdaderamente el Emmanuel, es decir, «Dios con nosotros». Porque día y noche está en medio de nosotros, habita con nosotros lleno de gracia y de verdad [68]; ordena las costumbres, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles, incita a su imitación a todos que a El se acercan, de modo que con su ejemplo aprendan a ser mansos y humildes de corazón, y a buscar no ya las cosas propias, sino las de Dios. Y así todo el que se vuelve hacia el augusto sacramento eucarístico con particular devoción y se esfuerza en amar a su vez con prontitud y generosidad a Cristo que nos ama infinitamente, experimenta y comprende a fondo, no sin gran gozo y aprovechamiento del espíritu, cuán preciosa es la vida escondida con Cristo en Dios y cuánto sirve estar en coloquio con Cristo: nada más dulce, nada más eficaz para recorrer el camino de la santidad.
… la Eucaristía es conservada en los templos y oratorios como centro espiritual de la comunidad religiosa y de la parroquial, más aún, de la Iglesia universal y de toda la humanidad, puesto que bajo el velo de las sagradas especies contiene a Cristo, Cabeza invisible de la Iglesia, Redentor del mundo, centro de todos los corazones, por quien son todas las cosas y nosotros por El.
8. Musicam sacram,
de 5 de marzo de 1967
La lengua que se ha de emplear en las acciones litúrgicas que se celebran con canto y la conservación del tesoro de música sagrada.
Conforme a la Constitución sobre la sagrada liturgia, «se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos (1967 MuSacr 47).
Los pastores de almas cuidarán de que, además de en lengua vernácula, «los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del Ordinario de la misa que les corresponde».
48. Allí donde se haya introducido el uso de la lengua vernácula en la celebración de la misa, los Ordinarios juzgarán si es oportuno mantener una o varias misas celebradas en latín –especialmente la misa cantada– en algunas iglesias, sobre todo en las grandes ciudades, que reúnan suficiente número de fieles de diversas lenguas.
49. Por lo que se refiere al uso de la lengua latina o vernácula en las sagradas celebraciones de los seminarios, obsérvense las normas de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades sobre la formación litúrgica de los alumnos.
Los miembros de Institutos que profesan los consejos evangélicos observen en esto las normas de la Carta apostólica Sacrificium laudis, de 15 de agosto de 1966, y de la Instrucción sobre la lengua que han de emplear los religiosos en la celebración del Oficio divino y de la misa conventual o comunitaria, dada por esta Sagrada Congregación de Ritos el 23 de noviembre de 1965.
50. En las acciones litúrgicas con canto que se celebran en latín:
a) El canto gregoriano, como propio de la liturgia romana, en igualdad de circunstancias ocupará el primer lugar. Empléense oportunamente para ello las melodías que se encuentran en las ediciones típicas.
b) «También conviene que se prepare una edición que contenga modos más sencillos, para uso de las iglesias menores.»35
c) Las otras composiciones musicales escritas a una o varias voces, tanto si están tomadas del tesoro musical tradicional como si son nuevas, serán tratadas con honor, favorecidas y utilizadas según se juzgue oportuno.36
51. Teniendo en cuenta las condiciones locales, la utilidad pastoral de los fieles y el carácter de cada lengua, los pastores de almas juzgarán si las piezas del tesoro de música sagrada compuestas en el pasado para textos latinos, además de su utilización en las acciones litúrgicas celebradas en latín, pueden, sin inconveniente, ser utilizadas también en aquellas que se realizan en lengua vernácula. En efecto, nada impide que en una misma celebración algunas piezas se canten en una lengua diferente.
52. Para conservar el tesoro de la música sagrada y promover debidamente nuevas creaciones, «dése mucha importancia a la enseñanza y a la práctica musical en los seminarios, en los noviciados de religiosos de ambos sexos y en las casas de estudios, así como también en los demás institutos y escuelas católicas» y principalmente en los Institutos superiores especialmente destinados a esto.37 Debe promoverse ante todo el estudio y la práctica del canto gregoriano, ya que, por sus cualidades propias, sigue siendo una base de gran valor para la cultura en música sagrada.